Opinión

Los retos de la educación

Los últimos años han sido bastante turbulentos en el campo educativo y se ha generado en España cierta confusión y desconcierto sobre la situación de la escuela, discutiéndose mucho sobre sus fallos y posibles remedios. ¿A qué se ha debido esta situación? A dos tipos de factores.

Por un lado, se están produciendo enormes cambios sociales: expansión de la economía de consumo, debilitamiento de la educación familiar, aumento de la pluralidad cultural, exigencias crecientes del mercado laboral, etc. Y como consecuencia la sociedad aumenta sus demandas sobre la escuela, quiere que ésta atienda a todos en su creciente diversidad, durante más horas anuales y desde los 0 a los 25 años; y que no enseñe sólo conocimientos y destrezas, sino también que socialice y eduque en la convivencia y que, por supuesto, prepare para el éxito laboral o profesional. La sociedad considera que todos sus problemas se solucionarían con más y mejor educación. Pero la escuela se siente sola y con pocos recursos puestos a su disposición.

Por otro lado, las tradicionales tensiones políticas derecha-izquierda, privada-pública, no han permitido alcanzar todavía en España el necesario pacto educativo que un tema tan crucial requeriría. A pesar de que todos nos jugamos mucho en ello.

Dada esta situación ¿podemos confiar en que la nueva LOE ayude a sosegar el ambiente educativo y encauzar la mejora del sistema? Yo confío en que sí, porque a pesar de la crispada oposición de PP-UPN, esta nueva ley recoge de hecho lo mejor de las dos leyes anteriores, va acompañada de un aumento de financiación, tiene como hoja de ruta la convergencia con la educación europea, y permite más flexibilidad a las comunidades autónomas. Está hecha para alcanzar el consenso (por eso no entusiasma a nadie), y en su desarrollo quizás se termine consiguiendo. De momento el PP ya se ha puesto a trabajar en su implantación y ha dejado de amenazar con su futura modificación.

¿Y en Navarra qué? La aplicación de la LOE es una buena ocasión para tratar de recuperar el tiempo perdido en esta legislatura. Porque la mejora de la educación no depende sólo de una ley orgánica, sino de adoptar una buena estrategia para su desarrollo (¿cuál es la nuestra?), contar con el liderazgo adecuado (¿Campoy?), aportar los recursos necesarios (un 3,6% del PIB navarro, frente al 5% europeo), potenciar la autonomía de los centros (el futuro de la enseñanza pública), trabajar por el consenso de la comunidad educativa (dividida y desmoralizada), implicar a las entidades locales en planes educativos de ciudad (tímidas experiencias), etc.