Opinión

¡Lloro por tí, Argentina!

En condiciones normales, resultaría difícil apoyar aquí a una empresa del calado de REPSOL, pero da pena contemplar cómo los mandatarios políticos argentinos se están repartiendo lo que queda de aquella pampa, aquel maná que sirvió para estimular a una España vacía y perdida.



Y, al igual que en Corea del Norte, donde el heredero del dictador comunista busca fantamas en el exterior, armando hasta los dientes a un pueblo que pasa hambre, es duro contemplar cómo se está derrumbando todo el sistema mundial conocido. Así que no nos queda otra que llorar por Argentina viendo en ella, -allá-, lo que no tenemos cintura de parar, denunciar, descubrir o frenar -acá-.



Toda esta basura impertinente y ruin que ahora completa telediarios y satura portadas y blogs, no es sino la punta de un iceberg cuya punta tenemos todos clavada en sálvame decir la parte. Por ello, lloro por tí Argentina, como deberíamos llorar por todos nosotros... Porque difícil de comprender va a ser cómo va a salir ese pueblo olvidadizo de este Titanic, arrogante y estúpido, en el que estamos metidos. Sumidos todos en un profundo letargo, consciente pero interesada y cómodamente distraído.



¡No lloro por tí, Argentina! Me preocupo por vernos reflejados en tí. Y, como dice la canción, ver difícil de comprender; buscar y no ser libre; ni poder; ni sentir ni saber. Olvidando que somos del pueblo; solamente un juego burgués...