La Ribera nos ofrece este puente de mayo numerosas citas para el ocio. Además de las Jornadas de la Verdura con las que Tudela se llenará de visitantes y foráneos, la cuna del Císter -Fitero- nos da la posibilidad de participar en el tradicional juego de las chapas y en su fiesta del barranco, donde los fiteranos degustan una empanada que está para chuparse los dedos. La que suscribe ya tuvo, en una ocasión, la posibilidad de sumarse a uno de estos corrillos de las chapas donde, a altas horas de la noche, se llegan a apostar cantidades ingentes de dinero, y dice la leyenda que hasta casas, coches y, permítanmelo -en tono jocoso- hasta a la parienta.
Yo aterricé en Fitero para hacer un reportaje de este juego de las caras y los lises, ¡y qué mejor que jugar para poder narrar al detalle la historia! Vaya experiencia, yo que nunca juego a nada -ni a la primitiva- fue entonces cuando me di cuenta de que era “peligrosa” y algún otro adjetivo más, y comprobé, asimismo, que la avaricia rompe el saco. Comencé apostando veinte duros (fue por lo menos hace 11 años), y en unos pocos minutos ganaba 12.000 pesetas. Se me planteó la disyuntiva de irme ya con la fotógrafa y mi novio a casita, a descansar, con el bolsillo repleto y la ilusión puesta en una futura cena a la luz de las velas, o seguir jugando. ¡Total, si perdía..., sólo eran 20 duros! Pues eso es precisamente lo que pasó. Seguí jugando y me quedé, en otros pocos minutos, sin una peseta. Eso sí, el reportaje que publiqué unos días más tarde, fantástico...