Opinión

La pega de la paga

No sin antes alabar el trabajo de la útil función pública que desarrollan nuestros funcionarios, es de justicia reflexionar y hacer ver a nuestros políticos que ya está bien de marear

la perdiz al respecto del pago, o no,

de la paga extra de esta gente: ¡que hay más cosas en la vida y en esta muerte agónica que estamos padeciendo

víspera de Navidad y todo el año!



Al parecer, hay tan pocas buenas noticias que dar, tan poca materia gris que aporte algo a la cruda realidad

y que ordene un poco este sinsentido de siglas y aprovechados, que el común de los mortales, -y los pequeños emprendedores de comercios

y Pymes, y los cerca de seis millones

de parados-, tienen que estar -obligadamente cada día- preocupándose de si esos asalariados van a percibir

o no su extra de Navidad, o si les van a adelantar -o no- el estipendio

de verano, de este 18 de julio económico en que estamos sumidos.



Que sí, que es muy loable que liberados e iletrados gestores entretengan la vacía actualidad con dimes y diretes al respecto, porque nadie cuestiona ni su derecho ni su razón, pero que un día sí, y otro también, nos desayunemos con la temática, como que no corresponde con los quehaceres y preocupaciones del ser humano normal, pagador de impuestos, sufridor de aforados e ineptos. ¡Porque bastante tenemos encima ya! ¡Y nuestras mermas, reducciones y empeoramientos de condiciones de trabajo, bien que las padecemos en silencio, cuan hemorroides! Así que ya vale de tanta pega por las pagas... ¡Y hablemos de lo importante en este solsticio de silencio y ruina!