Opinión

La guerra de Libia

La ONU permitió atacar a Gadafi con una resolución muy limitada, con la abstención de Rusia, China, India, Brasil y Alemania. Dijeron que no utilizarían infantería, lo que dificulta el poder defender a la población civil. Mintieron al decir que no iban contra Gadafi. Recordemos que la ONU no es democrática, por el derecho de veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, y porque la inmensa mayor parte de los Estados, tampoco lo son.



Dijeron que la acción militar era humanitaria, actuaron con improvisación, y sembraron desconfianza.



Hacen demasiadas cosas mal, bien por ineptitud y/o por intereses electorales, reiteran sus versiones intentando dar verosimilitud a una realidad diseñada a su medida. Al controlar los medios, terminan así por recrear una realidad virtual que oculta el núcleo del problema, para ellos lo importante es cómo se perciben las cosas, y no lo que sucede en realidad.



Realidad virtual: es pensar que la crisis Libia es el resultado del alzamiento popular frente al dictador, y que este ha provocado una gran crisis humanitaria que hay que socorrer para evitar bajas civiles. Incluso dicen que no se trata de una guerra, tan sólo de una intervención ONU, con el apoyo de la Liga árabe, limitándonos a apoyar al débil.



Realidad real: Libia es un estado fundamentalmente tribal, Gadafi ha perdido el apoyo de una parte de las tribus que se han rebelado. Gadafi cuenta con apoyos populares, los líderes de la revuelta han convivido con el propio Gadafi hasta hace poco. Existe un enfrentamiento tribal y todo uso de fuerza armada provoca bajas civiles: cuando los rebeldes avanzan, al tiempo que destruyen edificios, matan y hirieren a civiles, cuando las fuerzas de Gadafi atacan o contraatacan ocurre lo mismo.



Parece que en Libia lo que realmente está en juego es un diferente reparto del poder, y la coalición, con la excusa de la democracia, toma partido claro por los rebeldes, provocando también muertes “colaterales”.



La liga árabe son un conjunto de dictaduras temerosas ante los brotes democráticos en sus países. Sus dirigentes temen ser arrollados por la ola de cambios, pretenden el apoyo de occidente aduciendo que son el último bastión frente al terrorismo islámico. Quieren que ignoremos su falta de libertad religiosa, la opresión de sus gentes, y a cambio de mirar para otro lado, ellos invertir sustanciosas cantidades de dinero, del petróleo que les compramos, en nuestros países.



Deberían haber intervenido ellos, pero Sarkozy y Zapatero, entre otros, tenían prisa por mejorar sus posiciones. Sarkozy necesitaba una oportunidad para reforzar el papel internacional de Francia, ante el empuje electoral de la Le Pen. Zapatero en medio de la crisis, defendiendo a Repsol distrae a la opinión pública y de paso promociona a la Chacón.



David Cameron parece el más coherente con la trayectoria de su país. El Pentágono desaconsejó la intervención, al no fiarse de los líderes rebeldes, pero Obama necesitaba demostrar que sigue liderando, pero no quiere figurar en primera fila.



Unos por A, otros por B, nos involucraron en una guerra civil entre libios, llevamos un mes liados y donde todavía no sabemos qué parte es peor ni qué consecuencias tendrá para la estabilidad de la región.



Todos actuaron con ligereza, confiemos que los resultados no sean desastrosos.



Nos dicen ahora que Gadafi es muy malo, cuando le vendían armas se lo callaban, nos ha metido en una guerra rarita, sin infantería.



Parece claro, que no es nuestra Guerra.