Opinión

La gran reforma

La jerarquía Católica ha perdido el momento de reformar la Iglesia.

Tuvo su tiempo en los años sesenta, cuando Juan XXIII promovió el Concilio Vaticano II.

Ahora ya es tarde, así pues la reforma que no se hizo, ahora será una gran reforma.

Pero no serán ellos, sino el pueblo cristiano quien luchará por volver al auténtico cristianismo, que esta Jerarquía ha conculcado, para beneficio propio y en contra de sus fieles.

Un Papado dictatorial, retrogrado y machista, que vulnera los derechos no sólo de las mujeres sino también de todos los cristianos de a pie, tienen que desaparecer, pues no han sabido durante siglos madurar la Fe de sus fieles haciendo adultos espirituales, en vez de lo que somos ahora niños espiritualmente tutelados y por ende manipulados.

Los mandatarios católicos se asustaron de que los resultados eran muy negativos para ellos, al tratar de imponer las reformas que el Concilio demandada.

Los fieles acostumbrados a ser llevados de la mano, en una religión infantilizada, no tragaban que se les eliminase de golpe parte del folclore festivo santero.

Esa y otras causas, como la petición del celibato libre para los sacerdotes con las bajas de muchos sacerdotes y monjas, fueron motivo de echar para atrás, la reforma del Vaticano II.