Opinión

La Casa de todos

La última medida adoptada por el Ayuntamiento de Tudela parece, a todas luces, errática y aleatoria.



Desconocemos otras razones de fondo, pero habernos despertado, de repente, con un control del acceso de ciudadanos a la Casa Consistorial, parece un nuevo brindis al sol que pretende dar a la casa de todos un halo de respetabilidad que, sin duda alguna, sobra y más en estos momentos de carencia supina.



Que el Palacio de Justicia cuente en Pablo Sarasate con un guardia en la puerta, dignifica el trabajo de Jueces y demás responsables de eso que han dado en llamar "cumplir y hacer cumplir la Ley", dado el trasiego de todo tipo de gentes y de presuntos reos que se da en ese espacio, pero que en el edificio que alberga la sacro santa municipalidad de Tudela se dedique la jornada laboral y la atención de un alguacil a este menester, sobra o, al menos, no se entiende. Porque es duplicar un control, dado que la actividad reclamada por cada vecino que acude por un problema o a hacer una gestión, ya queda registrada, de una u otra forma, tanto en el SAC como en los diferentes Departamentos, de modo que ésto sólo logra frenar y duplicar la operativa de la vida pública... Siempre ha habido un municipal en la casa grande, más pendiente del Alcalde y su seguridad que de otras cosas, pero que ahora lo pongan a tomar nota para ver quién entra a qué, es, a todas luces, innecesario.



Si se preocupan por la seguridad: ¿dónde queda la del vecindario con semejante montón de guardaespaldas, como una nube de mosquitos, charlando tranquilamente en la plaza Vieja?



El Ayuntamiento de la capital ribera, que se encuentra en una situación económica más que preocupante, debería atender más otro tipo de necesidades.