Opinión

Joxemi: Lagun bati, Eskutitza

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AZKEN DANTZA HAU… MAITIA ZUREKIN…

Que faena Joxemi, con la de cosas que quedaban por hacer y se te acabado el tiempo.

En estos momentos en que no puedo quitarte de mi mente, ni quiero, me viene al recuerdo una frase que me dijiste cuando acababas tus estudios de COU: “me voy a machacar el euskera porque quiero hacer Euskal filología”. Me fastidiaba que te ausentaras para tanto tiempo porque ya eras pieza clave para nuestros trabajos culturales dentro del grupo de dantzas.

Pero te metiste a fondo, vaya que si te metiste. Sacaste lo que tú querías, Euskal filologia. Y además, empujabas con todo, estudios de dantza, folklore, historia, mitología, etnografía, literatura... ¡Como para seguirte! Una mente privilegiada.

Desde muy pronto apuntabas una motivación por nuestro folklore y cultura fuera de normal. Y se fijaron en ti, todas esas personas que en nuestra juventud, ellas eran unas eminencias. Y te respetaron y acogieron.

Recuerdo también lo contento que me decías que habías conseguido el carnet de “investigador” con el cual ibas a poder entrar a los archivos.

Cada uno a su modo y a veces del mismo, seguimos trabajando por esta cultura y estas dantzas.

JOXEMIEL… MIEL JOXE, JOXEMIEL… MIEL JOXE, JOXEMIEL…

Desde entonces para ti, todo eran triunfos en diferentes facetas. No solo en las del estudio, también en la de aita. Que orgullo de aita para tus hijas. Y de marido-compañero, hijo y hermano para tu familia. Para otros un buen amigo. Y para quienes hemos compartido trabajo en el folklore siempre un joven maestro.

Solo se puede trabajar tanto por esta Euskalherria de una forma, amándola como tú las has amado. Tú amabas Euskalherria,ahora Euskalherria te ama a ti.

Ha faltado tiempo para que se cumplieran las premoniciones porque para mí eras un miembro de Euskaltzaindia en potencia.

Nos has dejado. No te lo reprocho. Ha sido contra tu voluntad, porque proyectos no te faltaban. Únicamente deseo que haya suficientes cabezas para continuar tu trabajo y que las semillas que has dejado tengan los mejores frutos.

Para todos quienes hemos compartido algo contigo ha sido una honra y un lujo haberte tenido a nuestro lado.

No podré olvidar nunca nuestra última reunión hace escasos días con tu hija Maddi sentada en tus rodillas. Ella no lo recordará. Yo, siempre.

Hoy he derramado lágrimas por ti, lágrimas húmedas, pero quizás las secas duren para siempre.

Lo que más me ha sorprendido es tu enorme capacidad de trabajo.