El fallecimiento el sábado en accidente de tráfico de la joven tudelana Edurne Casado Ibarra, de 19 años de edad, además de causar una gran consternación en la opinión pública ribera, ha abierto nuevamente el debate que siempre se produce tras una desgracia en carretera: ¿Hasta qué punto la seguridad vial está garantizada durante las obras en las vías públicas?
Desde la DGT y otros organismos públicos se persigue a los conductores haciéndoles responsables de todos los males de la circulación, descontando puntos del carnet y haciendo pagar infinidad de multas por todo tipo de infracciones, mientras, además, estudia hasta poner multas a través de radares instalados en helicópteros. Entretanto, cada obra en la N-232 se cobra vidas: ¿A qué esperan para mejorar las señalizaciones y controlar para proteger no para recaudar?
