No ha habido mejor ocasión para comprobar aquello de que "en la mesa y en el juego se conoce al caballero", que esta semana que nos hemos sorprendido con el incendio que la otra noche arrasó -y nunca mejor dicho- la planta de Tortillas Palacios con que la Familia Floristán y socios cuenta en Arguedas.
El suceso sorprendió por su agresiva rapidez y su destructiva "eficacia". Amparado en la noche, las llamas junto a los cortados de la villa dejaron a propios y extraños boquiabiertos,
al comprobar el infernal suceso.
Sin embargo, cuan ave Fénix, una vez el amanecer despertó del letargo que produce el miedo y el fuego, esta Familia, amparada por propios y ajenos, se levantó en pie, se tentó las ropas, y sin dilación alguna tiró hacia adelante afirmando -con ribera y arguedana contundencia-: "¡Volveremos a levantar la empresa!".
Si el hecho no es como para rememorar el evento, la reacción, la rasmia demostrada y la colaboración colectiva encontrada, sin género de duda, merecen una alabanza pública y el premio del reconocimiento social que representa ver cómo, en la adversidad, no hay que mirar atrás, sólo sacudirse el polvo de las alforjas del camino y seguir luchando.
Porque la vida, esta luz inquieta e insegura, es, por definición, una simple sucesión de acontecimientos que, por lúgubres, cuesta arriba y negros que se vean o sólo intuyan, es sólo lo que se quiera ver de cada día...
Floristanes: ¡Viva vuestro coraje! ¡Viva vuestro genio y figura! ¡Todos estamos con vosotros! ¡Sois un ejemplo a seguir! ¡Ánimo y adelante!
