Opinión

Fumando espero

Las libertades civiles pasan siempre por saber reducir la influencia del miedo. Y miedo es lo que parecen tener ahora los no fumadores, ante la inminente llegada de una nueva norma, la que prohibe fumar en espacios cerrados de carácter público, que por fin se aprobó hace unos días, y ha dado a España un halo de modernidad, respeto y Educación, del que carecíamos.



Es reprochable que el Gobierno central dudara y aplicara la norma

en dos tandas, obligando a la Hostelería a realizar inversiones en una materia en la que, el sentido común

y la Europa de primera velocidad y orden, ya funciona. Si bien ahora resulta temerario que este mismo sector ande a la gresca asegurando que el negocio, sin humos, se les viene abajo.



Es una absoluta satisfacción terminar el año a la espera de la llegada de una sociedad del futuro, sin humos en España, pero la absoluta duda que rodea a los no fumadores ensombrece esa grandeza y sentido común que, realmente, ya tenemos.



No serán los fumadores los que esperando lo que más quieren -seguir jodiendo al prójimo calada a calada-, recalarán en el mal que provocan. Habremos de ser quienes no fumamos los que hagamos imponer no ya una norma, una Ley, que este país es muy pero que muy capaz de aplicar, sin miedo, sin querer buscar la excepción, haciendo normal lo que es derecho.

Y una vez más, y nos faltan muchas, imponiendo el sentido común a tanta farándula y trágala que imponen los maleducados, los interesados, los estúpidos, que son tropel en esta tierra.



¡Sin fumar, esperaremos el día 2 al ser humano que más debemos querer!