Opinión

Francia y el ‘68

Corren malos tiempos para nuestros hermanos franceses. Están viviendo unos tensos y violentos momentos cuyo detonante, por encima de otras razones, se fundamenta en la injusticia social.

Y no sólo la aplicación unilateral de las 35 horas y la excesiva burocracia endémica típicas del chovinismo galo han producido semejante hecatombe que ha hecho que los descontentos y desencantados jóvenes se movilicen hasta el punto de salir a la calle a quemar coches...

El 11-S, el 11-M, el 7-J y la invasión de Irak tras la reunión de las Azores han marcado el cambio de un ciclo que se inició con las revueltas del ‘68 que han llevado a los grandes valores mundiales de la Libertad, Igualdad y Fraternidad a conducirse y confundirse bajo los cánones interesados camuflados con eufemismos como ‘Terrorismo’.

Además, la decadencia de los gobiernos occidentales actuales, que carecen de ideales más allá de la política entendida únicamente como gestión, ha conducido al final de una etapa en la que sólo le ha ido bien a los más ricos, los mejor situados. Y, no nos engañemos, como en ese mayo francés, la situación insostenible de una parte de la población que vive olvidada en el extrarradio, sin trabajo, con viviendas diminutas, sin acceso a lo más elemental a estas alturas del curso en el siglo XXI de la postmodernidad y el ‘desarrollo’, han hecho el resto.