Opinión

Formación coordinada y algo más

El Departamento de Educación del Gobierno de Navarra va a poner en marcha un novedoso programa de formación permanente para las familias. El objetivo es fomentar que escuela y familia -que muchas veces tiran de la cuerda en sentidos opuestos- puedan coordinarse y proponer respuestas unificadas, en un momento en el que se reclama desde todos los ámbitos la participación e implicación de las familias en los procesos educativos del alumnado.

Los temas prioritarios en los que se va a profundizar y sobre los que girarán los programas específicos de formación son la salud, la igualdad, la educación para el desarrollo, la convivencia, hábitos lectores, etc. Pero lo más importante es que los padres y también los profesores, para los que asimismo se va a diseñar un plan de formación, van a elegir propuestas formativas en función de las necesidades detectadas y sentidas entre los chavales. A los profesores se les va a formar en temas tan relevantes como la educación en valores y la cultura por la paz, la resolución de conflictos y la disciplina positiva que algunos (los menos) parecen no conocer. En definitiva, se va a dar relevancia a la necesidad de que nuestros escolares no sólo aprendan lecciones de gramática y matemáticas, sino a cómo adquirir esa inteligencia emocional tan necesaria para funcionar en esta vida y ser mínimanente feliz. Tarea en la que, por supuesto, los progenitores tienen mucho que ver.

La idea es muy buena, pero desde Educación también deberían pensar un poco más en cómo resolver los problemas con los que se enfrentan muchos docentes en las aulas en las que conviven -y que no aprenden al mismo ritmo- alumnos de diversas nacionalidades. Los maestros se encuentran ante la disyuntiva de tirar del carro de los que avanzan al ritmo normal o de volcarse con los que no saben ni hablar castellano. Las aulas tienen un verdadero problema, que afecta a unos y a otros, que hay que resolver.