Opinión

Escuela de Jotas Raimundo Lanas

La Escuela de Jotas Raimundo Lanas de Tudela sólo se ha dedicado a lo que mejor sabe, enseñar y fomentar la jota navarra, uno de los exponentes más importantes de la cultura popular navarra. Buena muestra de esta labor es la calidad de sus joteros, la profesionalidad con la que se han realizado las actuaciones y el cariño que se profesa a esta Escuela y sus profesores, tanto en Navarra como en las CCAA limítrofes donde actúa.

Sorprendentemente este trabajo se ha visto “recompensado” colocando a la Escuela y sus profesores en medio de una guerra de egos y rencillas políticas, que desembocaron en la denuncia ante los juzgados por parte de PSN del convenio que mantenía el Ayuntamiento de Tudela, liderado por UPN, con esta Escuela.

Durante el último año y medio nos hemos visto inmersos en una serie de actuaciones, fruto de estas rencillas políticas, que sólo han provocado inestabilidad, desconfianza y desilusión. Unos nos llamaban y decían que la culpa era de los otros, otros nos llamaban y decían que la culpa era de los unos y entremedio sólo recibíamos buenas palabras y promesas que luego han sido incumplidas.



A pesar de todos estos vaivenes, se ha intentado mantener la Escuela a toda costa. Incluso durante parte del curso 2010/2011 se trabajó de forma desinteresada con el único fin de que no se perdiera esta disciplina artística y cultural de Navarra.



El pasado 17 de agosto se publicó por parte del Ayuntamiento de Tudela las condiciones para la contratación de Curso de formación y Actuaciones musicales de jota navarra, es decir, la Escuela de Jotas de Tudela, gestionada hasta la fecha por la Escuela de Jotas Raimundo Lanas.

Nuestra última sorpresa, porque ha habido otras muchas, ha llegado al leer este condicionado. El único criterio de adjudicación que se va a tener en cuenta es que la Escuela sea “barata”, independientemente de lo que se haga y como se haga y se imponen unos mínimos que sólo podemos calificar de ridículos.

Las condiciones que se piden, junto a que la oferta que se presente sea la más económica son las siguientes:

Que para ser profesor de jotas demuestren 72 horas dedocencia en los últimos 3 años. A nuestro parecer, son muy pocas horas para acreditar experiencia contrastada que pueda conseguir mantener el nivel de calidad que hasta la fecha se le suponía a la Escuela de Jotas de Tudela. Ah! Es que no se menciona nada de calidad ni valores técnicos…que despiste…

La segunda condición es que al menos se matriculen 20 alumnos, cuando hasta la fecha a nosotros se nos exigía un mínimo de 30 alumnos matriculados para mantener la Escuela.



Y tercera y última es que cuando se realicen actuaciones es suficiente que encima del escenario haya 6 personas, es decir, los dos profesores y 4 alumnos. Curioso que hayan rebajado tanto los mínimos cuando hasta la fecha, a nosotros, se nos ha exigido que hubiera 15 alumnos. ¿Se imaginan, por ejemplo, una actuación de la Escuela en la Plaza San Jaime y que sólo haya 4 alumnos cantando? El único adjetivo que nos viene a la cabeza es: bochornoso.



Qué lejos queda aquella reunión de septiembre de 2010 con responsables de Ayuntamiento y de Castel Ruiz en la que porfiaron todos ellos que “nunca será la oferta económica determinante para adjudicar la Escuela de Jotas”

No creemos que éstos sean los únicos criterios a tener en cuenta para optar por unos gestores de la Escuela de Jotas u otros. En la formación y preservación de la cultura deben valorarse otros elementos determinantes ejemplificados en la calidad.



La Escuela nunca ha solicitado un trato de favor, ni ha pedido que el Ayuntamiento actúe prevaricando. Sólo se ha pedido que se preserve la calidad y el prestigio mediante fórmulas que permitan continuar con la labor desarrollada y que las rencillas políticas de los representantes de los navarros no manchen la trayectoria impecable de una asociación.



Se ha aplicado la ley para revocar el anterior convenio, pero no se ha aplicado la Ley Foral 14/2005 del Patrimonio Cultural de Navarra, que intenta preservar, fomentar y proteger los bienes inmateriales integrantes de la cultura popular y tradicional navarra.



Por favor, no utilicen la cultura popular como moneda de cambio y no utilicen a las personas que están realizando una labor de reconocido prestigio ni desilusionen a los alumnos que son los que mantienen viva la jota navarra.



Comentario aparte tendría el por qué en el mundo de la jota se ha llegado a un mercantilismo exacerbado que lo único que hace es desvirtuarlo y en el que los propios integrantes de la jota están más preocupados por su interés económico que por la calidad y el fomento de esta cultura. Donde lo más importante es ganar muchos premios y por descontado dinero, pero donde sólo ganan premios los propios profesores.



Es papel de la administración pública proteger la jota y pedir calidad, aunque por supuesto a un precio justo y más en estos momentos de problemas presupuestarios. Pero que la jota no se muera por dinero.