Opinión

En solidaridad con los hambrientos e inmigrantes

Nuestras costas son cómplices de la más cruel guerra contra los empobrecidos. Miles de hermanos nuestros (muchos mujeres y niños) siguen muriendo en su lucha encarnizada por encontrar una nueva vida, una nueva vida que les ha sido robada en sus países de origen, y digo robada porque el expolio de los países enriquecidos a los empobrecidos es la causa de sus viajes que a menudo tienen un fin trágico, el fin de los 7000 muertos al año en el estrecho, ¡todo un manjar para los tiburones!

Y nosotros mientras… ¿qué hacemos?, ¿nos hemos acostumbrado a ver estos rostros famélicos, deshidratados, angustiados,? Rostros quebrados quizá por el hermano que no pudo alcanzar las costas, quebrados por el hambre, por la impotencia, quebrados quizá por la certeza de que serán devueltos a sus países de origen en caso de que el balance económico en ese momento señale que no son necesarios para seguir manteniendo nuestra buena vida (ya sabemos todos que la mano de obra inmigrante es la causa en gran parte de la bonanza económica de un país).

Todos somos extranjeros, todos somos inmigrantes. No podemos olvidar que actualmente hay más inmigrantes españoles fuera de España que inmigrantes extranjeros aquí. No debemos olvidar que todos somos personas y tenemos dignidad, por eso, y porque no debemos callar estas injusticias, desde aquí hago un llamamiento a todas las personas a asistir a la marcha silenciosa en solidaridad con los hambrientos e inmigrantes que el Movimiento Cultural Cristiano organiza cada año y que este año será el próximo 22 de diciembre a las 12:30 h. en el paseo de Sarasate de Pamplona. La marcha se hará en el más riguroso silencio…, porque en silencio mueren los empobrecidos.