Opinión

Elogio de la subversión

Subversión, ya sabemos las connotaciones de la “palabreja”. Trastornar, destruir el orden establecido... Los que más han aludido y aluden a ella, llevan vitola de iluminados: élites económicas y financieras que automáticamente diseñan y monopolizan el poder político y el militar.

La sacralización de tal “orden establecido”, ha conllevado habitualmente la represión contra el ejercicio de los derechos ciudadanos: libertad de asociación, de expresión, de propuestas políticas etc.

La simple crítica u oposición pues, era subversiva. Evidentemente era el camino hacia la sublevación de las masas y la consiguiente revolución contra el intangible orden establecido.

Hoy, en nuestras mal llamadas democracias, parece que el concepto de subversión, no sólo carece de actualidad, sino de oportunidad. Es como si estética e incluso moralmente, resultara anodino e inadecuado.

Pues no. Quizás el concepto precise un “aggionarmiento”, pero mientras nos apabulle un orden establecido, tan corrupto, inhumano, devastador etc... el espíritu de la subversión tendrá vigencia.

Quizás sea más propio decir, que conociendo la tendencia hacia la injusticia y el avasallamiento de muchos humanos, los buenos y los más castigados deberán perseverar en estado permanente de subversión.

Que el orden establecido, llámesele globalización, neoliberalismo o simple y llanamente, capitalismo voraz (¿criminal?) etc... es catastrófico, solo lo ponen en duda los sádicos dirigentes que tan despiadadamente lo organizan y controlan.

Ayer nos crucificaron con la crisis, hoy con las pandemias, mañana con la reconquista de Euskalherria... Tendremos fútbol hasta el amanecer, reality shows y prensa amarilla en el mínimo poro televisivo, hasta el punto de tener que apagar el maldito plasma, para poder sobrevivir...Es la. no tan encubierta, dictadura mediática

Y es que los medios y las grandes cadenas están en las manos que están. Las brutales campañas de intoxicación tratan de blindar ese perverso orden establecido, para que no se genere un estatus democrático mínimamente crítico y aceptable.

Aparecen en sus páginas, como casos puntuales, algunos de los muchos políticos corruptos –simples cabezas de turco- para hacernos creer que la justicia del sistema funciona, cuando la realidad es, que tanto la una como el otro huelen a cloaca.

Hoy debemos hablar de prensa inquisitorial: El Mundo, ABC, La Razón, El País, el grupo Correo... representarían a los “Torquemadas” del Reino. Lo que no pase por su tamiz, a las mazmorras fascistas del imperio de la intolerancia...

La crisis mundial, bastante más profunda y preocupante que la que nos presentan, tiene unos beneficiarios, los agentes que la han gestado. Los grandes empresarios voraces e insolidarios.

Es lacerante, leía estos días, que los grandes beneficiarios de las ayudas europeas, sean la Reina de Inglaterra, el grupo francés LVMH (líder mundial del lujo), los gigantes del sector agroalimentario, las empresas farmacéuticas, los bancos etc...

No les preocupa, entre otros, ese permanente Gólgota del infierno africano sumido en guerras y hambrunas...

Llegados a esta situación, ¿no es el tiempo de la subversión?

¿Los actuales partidos gobernantes serán capaces de de resolver la crisis o acabarán enterrándonos a todos?

Porque claro José Luis o Mariano, Mariano o José Luis ¿al fin y al cabo no son dos máscaras de un mismo sistema? ¿Alguien duda de que sus políticas no sean firmes apoyaturas de la filosofía que genera todas estas injusticias y crisis planetarias?

Cierto es que la condición y la codicia del ser humano se opone al menos instintivamente a políticas socialistas auténticas. Cierto es que los partidos que dolosamente se denominan socialistas, hoy día utilizan las mismas fórmulas que la más cruda derecha y que incluso no tienen ningún reparo en aliarse con el más puro fascismo.

Quizás los partidos socialistas no fallaron por sus planteamientos, sino por el poco interés, la ambición y el poco convencimiento en la bondad y justicia de su puesta en práctica.

En este estado de cosas, poco podemos esperar los vascos en el respeto a nuestra identidad, a nuestra cultura y a nuestra libre decisión. En una palabra, a que los derechos del ciudadano y en resumidas cuentas los del ciudadano sean tenidos en consideración.

Hoy en Euskalherria, diríamos que la situación que actualmente se nos plantea, deja nuestra alma en carne viva.

Una vez más, los que mueven los hilos de este teatro político (nacionalistas españoles), dejan de lado el más elemental humanismo y el mínimo respeto a la sensibilidad y a los derechos del ciudadano.

Les ha faltado tiempo para sentarse en las poltronas usurpadas y diseñar desvergonzadamente, aniquilar cualquier seña que haga referencia a la cultura de Vasconia. Las pocas señas de identidad que a lo largo de su historia, hemos podido preservar al pillaje secular que han ejercido contra nuestro pueblo.

Es decir, desde las grandes instancias del poder planetario hasta nuestras inmediatas coyunturas municipales, el mapa político del mundo es un monumental desastre.

Cuando apelo al estado de subversión, reviso el antiguo concepto. Hoy por ejemplo, sería un craso error el viejo grito de ¡a las armas!. ¡Que más quisieran! Ellos, los dueños del mundo, ¡disponen de arsenales tan gigantescos y sofisticados... ¡ Cuatro amaneceres serían suficientes para ahogar cualquier conato de rebelión.