Opinión

El humo de la modernidad

Vivimos en un país en el que todo son Leyes y, sobre todo, Derechos. Y donde además se desconocen, obvian e ignoran las Obligaciones, y donde nadie es responsable de nada, aunque esta semana estamos de enhorabuena: ¡ha dimitido un Ministro! que ya es un paso, siendo como somos de negadores de lo evidente.

Hay mil ejemplos que lo demuestran cada día... La otra tarde, enfrente de la oficina, un señor, antes de subirse al coche, estaba comiéndose una bolsita de patatas fritas y cuando la terminó, la tiró al suelo ante mí. Le espeté un “se le ha caído”, y el muy marrano me saltó “la he tirado”, a lo que le dije que vaya marrano que era. Cogí la bolsa del suelo y la lleve a la papelera de nuestra oficina, porque me desespera la desidia y la dejadez gratuita, y lo peor de todo fue que el gachó casi me increpa por mi reacción. ¡Toma!

Lo mismo me ha pasado en San Jaime algunas veces, cuando la peña se entretiene zarandeando los escasos árboles de nuestra ciudad. Si le dices que se la menee él, pues te mira como ofendido... No hay conciencia de lo colectivo, y el “mobiliario urbano” y las “zonas verdes” parecen ser áreas de esparcimiento para animales varios. Es como somos. Las obligaciones, son sólo para el Estado... Y lo mismo ocurre con el dichoso Tabaco.

Resulta curioso que un 30% de fumadores gobierne los aires de un 70% de la población en los espacios públicos. Además de soportar su falta de Educación y de Respeto, parece que vienes de otra galaxia cuando das el “sí, me molesta el humo”, de los pocos que preguntan esperando que sigas tragando. ¿Esto es Modernidad? No, es la fuerza de esta hipócrita Libertad.