Opinión

El 35º aniversario de la legalización de un crimen

El pasado dos de enero se cumplieron 35 años desde que se despenalizó el aborto en Estados Unidos, comenzando así una ofensiva aún vigente en todo Occidente para legalizar el crimen contra los más inocentes. El 22 de Enero de 1973 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América dictaba sentencia en el caso Roe v. Wade, quedando a partir de entonces legalizado el aborto en dicho país. El caso fue una farsa que se fundamentó en un embarazo surgido supuestamente de una violación, lo que en 1987 la propia mujer embarazada reconoció que era totalmente falso. De este modo, mediante la mentira, los grupos ideológicos y económicos interesados en legalizar el aborto lograban su objetivo y, con la aprobación del régimen democrático, imponían una matanza que se ha extendido por casi todos países occidentales. En España, el aborto se despenalizó en 1985.


Desde que se instauró el régimen actual, los colectivos favorables a la legalización promovieron campañas de intoxicación con el apoyo de determinados partidos políticos. Pretendían argumentar que el aborto era un derecho de la mujer sobre su cuerpo, obviando el cuerpo y la vida nueva del nasciturus, que queda así desprotegido por la ley. A pesar de las presiones políticas e ideológicas, el pueblo español no era favorable a la despenalización de dicho crimen, por lo que éste se impuso desde el poder ejecutivo de un Gobierno socialista y la aprobación del Tribunal Constitucional. Desde entonces, más de un millón de niños han sido víctimas de la Ley del Aborto en nuestro país, creciendo constantemente el número de víctimas hasta alcanzarse más cien mil abortos anuales que se declaren oficialmente.

De esta forma, la Constitución de 1978 y su régimen político, han dado lugar a que la vida de los seres humanos más inocentes penda de un hilo. Causa pavor observar como la vida de quienes aún no han visto la luz del día se juega en los tableros de la política nacional, como si se tratara de un asunto discutible. Recientemente hemos asistido a un amago de debate nacional acerca de las prácticas abortistas. Como cabía esperar, los partidos de izquierdas se han declarado favorables a flexibilizar aún más la legislación acerca del aborto, mientras el Partido Popular, organización que pretende representar a los votantes católicos, declaró por boca de su presidente, Mariano Rajoy, que la actual Ley del Aborto es adecuada y no merece modificación alguna. De este modo, en todo el arco parlamentario no hay partido alguno que quiera defender la vida de los no nacidos, sellando los partidos mayoritarios la legitimidad que el sistema liberal ha querido otorgar al crimen abortivo. La Comunión Tradicionalista Carlista constata que en la España actual el régimen político vigente está por encima de la vida de los inocentes. La política ha de estar al servicio de la persona y de la sociedad, pero el Estado se ha erigido en dueño de la vida de los españoles desde su concepción, lo que implica una práctica totalitaria de la ley y la política. Por eso, la CTC vuelve a exigir la derogación absoluta de una ley criminal que desampara a los más necesitados de ayuda y protección.

Comunión Tradicionalista Carlista