Opinión

Educar, con el ejemplo

Desde un seco y frío autoritarismo, poco proclive a dar explicaciones, hemos pasado a la excesiva permisividad, del todo vale. Lo hemos visto en las relaciones entre padres e hijos, y entre estos, con sus maestros. Son muchas las causas sociales, políticas e incluso económicas que explican esta evolución (desde la incorporación de la mujer al trabajo remunerado, hasta padres que apenas tienen tiempo para estar, y mucho menos para educar, a sus hijos). La evaluación actual de muchos padres y maestros, es que la experiencia aperturista no ha sido positiva.

A los adolescentes les cuesta mucho reconocer la autoridad moral de padres y maestros; los problemas de convivencia afloran en muchas familias; y son bastantes los jóvenes que se comportan ignorando los más elementales principios de solidaridad y de respeto a los demás.

Tardaremos quizás toda una generación en recuperar una autoridad dialogante, una autoridad que fije y marque los límites necesarios para el aprendizaje de la libertad personal y de la convivencia social. Tanto padres como maestros, necesitamos ponernos las pilas, por que si era difícil educar en valores desde actitudes controladoras y represivas, no es más sencillo conseguirlo desde una tolerancia casi sin límites, que parece reinar hoy en muchos hogares. Hoy muchos padres y maestros, y adultos en general, temen corregir o contrariar a los jóvenes, aunque estos no tengan razón. No tratamos de buscar culpables, queremos cambiar este estado de cosas, y para ello estudiamos cómo poder avanzar en una educación en valores. Desde que el mundo es mundo, sólo en la medida en que vivamos los valores, los podremos trasmitir. Porque educar es, fundamentalmente, comunicar a través del ejemplo, trasmitiendo actitudes y comportamientos.

Hoy el no robarás, el no matarás, el no mentirás, en fin, los 10 mandamientos de la Biblia, que se resumen en dos: amar a Dios y al prójimo como a ti mismo, mantienen una vigencia innegable y siguen siendo para muchos una fuente de inspiración permanente. Hoy es bueno decir y mostrar con el ejemplo, de manera cercana y cariñosa, a nuestros hijos que:

1.- Hay que respetar a las personas mayores: nosotros lo vivimos como una imposición, "cuando seas padre, comerás huevos". El respeto lo debemos a los mayores que con una vida llena de esfuerzos, han trabajado duro para que los más jóvenes tengan una vida mejor.

2.- Hay que honrar a los maestros: si los padres no les respetan, lo hijos tampoco lo harán, y un maestro sin autoridad no puede educar. La autoridad se la debe ganar él, y le debe ayudar la familia y la sociedad, con el reconocimiento social y apoyo moral y material.


3..- Hay que potenciar el trabajo en equipo: con la practica de deportes colectivos y el montañismo, ambos fortalecen la voluntad y el espíritu colectivo y la solidaridad personal.

4.- Hay que respetar las cosas, educar en la máxima, lo de todos, lo debemos cuidar como propio. No cuidar las cosas, es no valorar el trabajo de los demás.

5.- Debemos ser consumidores responsables: nada tiene de malo el bienestar material, siendo consumidores conscientes e informados, evitaremos la ansiedad de comprar por comprar, que sólo produce frustración y descontrola cualquier economía.

6.- Debemos aprender a escuchar de manera activa y con empatía: intentando ponernos en el lugar del otro, hoy sabemos que muchos problemas en la vida, provienen de la falta de comunicación emocional.

7.- Debemos respetar el turno: aprender a esperar, es una estupidez obsesionarnos con ser los primeros.

8.- Aprendamos a asumir el fracaso: es básico para todo aprendizaje de crecimiento personal. Un NO hay que saber asumirlo sin dramas, tendremos que oír muchos en nuestra vida. La vida es cara y cruz, y nos diferenciamos unos de otros, en cómo encajamos las cosas, pues todos tendremos de todo a lo largo de la vida.

9.- Desarrollemos la cultura del esfuerzo, del sentido de responsabilidad, de la organización, de la puntualidad, del empeño por hacer bien las cosas, seamos disciplinados, ya que todo ello es imprescindible, para conseguir cualquier meta que nos propongamos. 10.- Potenciemos la autoestima: cómo podemos preocuparnos por los demás si no nos cuidamos a nosotros mismos, aceptándonos, valorándonos y mimándonos.