Sirva este elenco de datos a modo de homenaje a tantas mujeres que han
vencido a la enfermedad, a tantas mujeres que no habiendo podido vencer,
han dado un lección de entereza, de fortaleza, de lucha, de tesón, por las
que nunca serán olvidas.
El pasado día 19 de octubre, como cada año, se conmemoró algo tan cruel
como el “Día Mundial del Cáncer de Mama”. Cada vez avanzamos más contra la
lepra del siglo, mata y mata mujeres, pero muchas, cada vez más, vencen a
la enfermedad; las pruebas de diagnóstico precoz, está consiguiendo salvar
la vida de muchas mujeres, gracias a la pronta detección y así poder
someter a tratamiento cuanto antes a las pacientes.
Pero, aunque quisiéramos cantar algún tipo de victoria, no podemos, ya que
cada año se diagnostican 15.000 nuevos casos de cáncer de mama. Año tras
año, mueren 6.000 mujeres por causa del cáncer de mama, lo que supone nada
menos que 16 fallecimientos al día.
La prueba más importante es la mamografía porque permite la detección de
pequeños tumores que por su tamaño resulta imposible detectarlos por
palpación. Los gobiernos autonómicos, el gobierno central, los gobiernos
de todos los países, tienen programas de mamografías temporalmente
previstas, pero no es suficiente. La vertiente genética parece que tiene
mucho que ver en este tipo de cáncer. Ese camino puede ayudar todavía más,
a que de madres a hijas, no se trasmita esta lacra. Se han detectado un
par de genes BRCA1 y BRCA2 que su mutación se relaciona con una mayor
probabilidad de desarrollar un cáncer de mama. Cuando un pariente de
primer grado, es decir: madre, hermana, hija, ha tenido cáncer de mama, se
duplica el riesgo de padecerlo, y mientras que si es un pariente más
lejano, del tipo abuela, tía, prima, disminuye el riesgo.