Nadie es profeta en su tierra, es cierto, pero algo pasa en la Ribera. El desapego colectivo nos afecta y perjudica.
En algunos casos es tal, que nos lleva a observar cómo alguno de nuestros Jueces, el Vicerrector de la UPNA, el director de la CAT, la gerente del Consorcio EDER, etc., viven fuera de la Ribera, mientras una buena parte de nuestra población más joven, ansía ‘escapar’ fuera, y ello, siendo -por supuesto- legítimo, es un reflejo del desarraigo que rodea a la Ribera. Si no estamos aquí, difícilmente vamos a entender las realidades y necesidades que nos abruman y empujan, y lo mismo va a ocurrir con las decisiones que debamos tomar, estarán sesgadas.
Es complejo describir esa sensación, pero en Tudela y la Ribera se palpa, y mientras seamos ciudadanos de paso, sin raíces, no seremos capaces de resolver las carencias que nos acogotan y frenan.
