Opinión

De cien mil a treinta mil euros

Con disgusto y preocupación, comprobamos que el Gobierno de Navarra contempla en su proyecto de presupuestos una reducción de consignación presupuestaria desde los 100.000 hasta los 35.000 euros para el mantenimiento del Autobús de la Vida.

No comprendemos que el gobierno de todos los navarros pretenda ahorrar 65.000 euros a base de tratar de manera desigual a sus ciudadanos y ciudadanas según el área geográfica en la que vivan. Los habitantes de la Ribera somos y nos sentimos discriminados con estas medidas.

Anteriormente, la Presidenta Sra. Barcina había dicho en una emisora de Tudela que estudiaban prestar el servicio en un único turno de autobús. Si es así como piensan lograr su ahorro, sepa la señora presidenta que un único turno de autobús implicaría dejar muchas personas fuera o aumentar más las listas de espera, ya que la mayoría de los días el autobús va lleno por la mañana y casi lleno por la tarde.

Esta pretendida reducción de turnos obligaría a muchas personas a regresar en el autobús de línea con los consiguientes trastornos físicos y psicológicos para quien no se encuentra en condiciones de hacerlo; les obligaría, porque si se mantienen los horarios de tratamientos de forma similar a los actuales, habría que salir de casa a las 8 de la mañana a recibir una sesión de 10 minutos, y luego coger el bus a las cuatro de la tarde, comiendo fuera de casa y aguantando el temple como puedes hasta llegar a las seis, así que sería mejor invertir el dinero de la comida y un café en un bus que te trae a casa antes aunque este transporte no reúna las condiciones debidas para las personas en tratamiento. De no coger el autobús regular para poder hacer el viaje en mejores condiciones, muchas personas tendrían que pedir favores para ir a Pamplona o trastornar la vida laboral de sus allegados para llevarles. ¿Es esto lo que busca el Gobierno navarro para los pacientes de la Ribera?



Poner un único autobús implicaría que el Gobierno de Navarra se desentiende de los enfermos oncológicos riberos y de quienes precisan consultas y tratamientos en Pamplona, abandonarlos a su suerte aunque paguen su Seguridad Social como los que viven cerca. Con esta reducción no se les da una solución firme y resolutiva, sino un apaño para intentar callar bocas.



Nos preocupa, además, que el Gobierno de Navarra sea tan poco sensible con las demandas de la Ribera. Más de 20.000 personas firmaron en poco tiempo la solicitud de que el servicio se mantenga como está; cerca de mil participaron en una marcha popular por el mismo fin; el Ayuntamiento de Tudela por unanimidad hizo nuestra misma solicitud; numerosas personas están participando en el concurso de micro-relatos, ¿qué más necesita el Gobierno de Navarra para atender nuestras demandas, para escuchar a la gente de la Ribera que lo único que pide es que se nos trate con igualdad y dignidad? Esperamos que los grupos parlamentarios, tras la unanimidad del Ayuntamiento de Tudela, sigan su estela y enmienden esta partida, y que luego vigilen su ejecución para evitar tentaciones de que, de nuevo, se desoiga la demanda y se actúe de manera contraria.