Opinión

Balance de fiestas

A punto de concluir las fiestas y anticipándome al balance del Ayuntamiento, de la concejalía de Festejos, del empresario taurino, de los bares, etc., que sin duda dirán lo de todos los años, he decidido escribir estas líneas. Antes de que unos digan que han sido las mejores fiestas y que ha habido de todo a pesar de la crisis. Antes de que los otros digan que la crisis se ha notado y que casi se ha perdido dinero tanto en las terrazas como en las corridas, escribo estas líneas para agradecer a algunas personas y colectivos que las fiestas hayan lucido a pesar de todo.

Agradecer por ejemplo a Victorino dos cosas, una su cercanía y señorío en el coloquio taurino en el que participó y, por otra, el que su ganadería fuera la única que consiguió llevar 6 toros a la plaza en el encierro. Lamentables espectáculos los que sucedieron en Tudela los días 25 y 26 con un toro devuelto a la primera de cambio a corrales, y otro muriendo en plena calle ante cientos de fotográfos improvisados a su alrededor. Si los antitaurinos hubieran pasado por el lugar hubieran tenido argumentos para criticar el encierro al ver el triste espectáculo.

Gracias también a las tres peñas que salieron este año a pesar de la crisis y de las escasas subvenciones, sobre todo a la Teba por llevar tantos años en la calle. Gracias porque fueron sin duda las que amenizaron y animaron las calles de nuestra ciudad ya que poca música detecté al margen de ellas. Sí que observé algún grupo de percusión y otros espectáculos callejeros pero éstos "pasaban la gorra" por su música con lo que no puedo considerarlos dentro del programa festivo.

Gracias a las comparsas Perrinche y Gurría porque fueron el alma de la concentración de los gigantes. Si no fuera por sus figuras, que eran casi la mitad, el espectáculo hubiera sido bastante pobre.

Por cierto, un apunte. La media hora de retraso que los gigantes y tudelanos soportamos en la plaza Nueva estoicamente esperando el baile pasó factura a más de uno, habrá que aplicarse más en los horario pues el calor en la plaza era insoportable y los críos y mayores se revolvían con la espera.

 

Y, cómo no, gracias a nuestra patrona porque seguro que ha perdonado a los tudelanos una procesión con una cierta mala organización, con grandes huecos en las filas, menos uniformidad en la vestimenta y hasta con un hombre armado con un hacha que, según leí y me dijeron, amenazaba desde su vivienda a los participantes.

Por último, gracias a peñas, asociaciones y sociedades en general que con pocas subvenciones, gran esfuerzo y altruismo organizan sus actos completando un programa repetitivo y escaso.

Julián Marín