Opinión

Avanzar o retroceder

Navarra terminó el 2006 con una tasa de paro del 4´8%, que se considera de pleno empleo, mientras que en el resto de España la media estaba por encima del 8%. La dinámica de empleo constituye una muestra palpable de la solidez económica de esta tierra. Otros indicadores, tanto en sanidad, asistencia social, educación e I+D+I, nos sitúan por encima de la media europea y a la cabeza de las comunidades autónomas de nuestra nación. Son datos que nos hacen mirar al futuro con optimismo y aplaudir las políticas que, en la última década, nos han conducido a este estado de bienestar.

Queda mucho por hacer, es cierto, pero cabe preguntarse si vale la pena seguir la línea de progreso marcada o experimentar con nuevas opciones que, visto lo visto, auguran confrontación y revanchismo olvidando las verdaderas necesidades de los ciudadanos. Es una opción real de futuro, avanzar o retroceder. Continuar con lo iniciado, que se ha demostrado que funciona, corrigiendo y subsanando los errores cometidos con anterioridad, o cambiar por algo peor, constatado en experimentos de todos conocidos (España, Cataluña, Galicia…). Ciñámonos sólo a los logros económicos y sociales, base de nuestro estado del bienestar, y analizándolos con realismo podremos contestar cuándo Navarra ha estado mejor.

Los avances consolidados de nuestro tejido industrial más diversificado, de nuestras infraestructuras y nuestros servicios (a pesar de la discriminación en las inversiones del Estado), fruto de políticas acertadas que han optimizado la iniciativa privada, han hecho realidad una economía floreciente que ha permitido destinar recursos suficientes para situarnos como referente en la protección social de los más desfavorecidos. Gracias a ello el bienestar social va adquiriendo carácter universal para toda la población navarra.

No podemos olvidarnos que entre nosotros hay más de 80.000 extranjeros que contribuyen con su trabajo a generar riqueza, pero que también necesitan los mismos servicios que el resto de los habitantes; son ciudadanos navarros con los mismos derechos y obligaciones. Es cierto que hay listas de espera y que los servicios sanitarios están muchas veces colapsados; constituye un reto de mejora constante. Pero no es menos cierto que absorber de repente a este contingente de extranjeros sin tener las infraestructuras necesarias hace que la administración trabaje contra reloj para que nadie quede desprotegido en todos los aspectos sociales, tanto sanitarios y asistenciales como de educación, sin olvidar la vivienda.