Opinión

Ardor guerrero

A Madrid, capital del reino, se la conoce como el “Manifestódromo Nacional” porque todos los días sus calles reciben al menos una manifestación, convocatoria o el encuentro de algún colectivo que da a conocer sus reivindicaciones en ese foro que es la ciudad-sede de Gobierno y Ministerios.

A través de sus calles, y mediante el insufrible padecimiento de los conductores que a menudo ven cortadas sus avenidas por este tipo de eventos, explosiones públicas de júbilo, de coros y pancartas, muchos airean sus quejas y quehaceres a costa del sufrimiento y padecimiento de quien ve sesgado su rutinario deambular.

La imagen, clásica y fotografiada por todos los turistas por característica, contrasta con la de aquí, dado que en escasas ocasiones nos lanzamos a la calle... Son Fiestas y Procesiones las pocas de las veces que salimos de casa por puro júbilo o expresión pública. Será cosa del carácter. Sin embargo, últimamente sorprende ver a muchos de nuestros jóvenes conciudadanos que se tiran a la vía pública con la camiseta y sus colores para festejar la victoria de su equipo en un encuentro o una final. No tenemos medida.

No hay más que preguntar a VEGA MAYOR dónde están esos más de 4 millones de parados, que le han llevado a contratar trabajadores tailandeses, mientras los sindicatos miran para otro lado disfrutando de las viandas del comer y callar, y los susodichos jóvenes sólo se movilizan para azuzar las banderas de equipos de fútbol que son “empresas” de cuatro listos.