Opinión

A MIKEL, IN MEMORIAN

Conocíamos a Mikel, de 54 años, desde hace décadas, en la época de la lucha antifranquista. Mikel estuvo en EMK y era muy amigo de nuestras compañeras y compañeros de Zutik. Sencillo y afable, siempre fue alegre, audaz aunque sensato, viajero y conocedor de múltiples culturas. Vivió la aventura de la vida desde la aventura. Desde hace unos veinte años ejercía de guía de trekking y era socio de la agencia de viajes Banoa. En uno de sus viajes conoció en Brasil a la madre de sus hijos. Compaginaba su actividad con su trabajo como profesor de inglés en una ikastola.

Hacía bastantes años que no veíamos a Mikel, aunque lo recordábamos cada vez que veíamos el anuncio de una agencia de viajes para unas vacaciones de las que él era guía. Su sonrisa es difícil de olvidar. Era tremendamente jovial y vitalista. Y profundamente mestizo e internacional. Una de esas casualidades de la vida hizo que Mikel recalara en Tudela con uno de sus hijos el 14 de Abril pasado y que pudiéramos volver a encontrarnos, a abrazarnos y vernos. Nos presentó al chaval diciéndonos que era vrasko en alusión a la mezcla de orígenes de sus progenitores. Intercambiamos noticias, recuerdos y direcciones de correo electrónico. Nos hicimos fotografías y prometimos no tardar tanto tiempo en volver a saber algo los unos de los otros. Y hoy hemos vuelto a saber de Mikel por la prensa. Ayer conocimos el atentado, pero hoy nos hemos despertado con el nombre de Mikel en todos los periódicos. Ha sido un duro golpe

El corazón se sobresalta con una noticia tan dramática. Nuestra solidaridad lo es con todas las personas afectadas por el atentado, pero no podemos dejar de pensar en Mikel, en sus ilusiones, en su fácil sonrisa, en su conversación, en sus abrazos. Mikel era radicalmente opuesto a la guerra de Irak y a la política internacional del trío de Las Bermudas. Era intensamente internacionalista, solidario y soñador. Su vida ha sido una venturosa vida de aventuras truncada precozmente por el fanatismo y el terror ayudados de políticas tremendamente equivocadas y aniquiladoras.

Nos queda su recuerdo, la intensidad de su vida vivida hasta exprimir todo su sabor. Podremos saborearlo mejor cuando nos sobrepongamos a la terrible noticia con la que nos hemos despertado.