Opinión

¿A dónde vamos?

Fue Séneca el que dijo aquello de que el que no sabe a qué puerto va, todo viento le es favorable. Sin embargo, es fundamental conocer minimamente hacia dónde va uno.



Lo preocupante es ver con toda claridad, como ahora está ocurriendo, la deriva hacia la que nos estamos arrastrando, y no saber, no poder, o no querer hacer nada.



Estamos siendo testigos de la crucifixión de una Era, y estamos entrando a machaca martillo en una etapa que es más una involución, pero a nadie parece preocuparle.



Colectivamente, todos hemos aprendido la más importante de las lecciones de la vida: la felicidad no está en el cuándo, está siempre en el mientras. Pero mientras nos dedicamos a vivir, el tejado de ese castillo de naipes en el que hemos convertido el palacio de nuestra sociedad, se nos está viniendo encima a tal velocidad que dudo que siquiera nos estemos dando cuenta. Y no sé si seremos capaces de apuntalar la deriva a tiempo.



¿Hacia dónde vamos? Nadie lo sabe ni a nadie parece preocupar.



Conocemos bien aquello de que hay que disfrutar de cada día como si fuera el último; que hay que atreverse a buscar y cumplir tus sueños; que nada pasa por casualidad. Pero estamos tan ensimismados en nuestra altanería, que la realidad nos gobierna, sin control ni destino.



Es el momento de hacer un alto en el camino, y este verano que acaba de comenzar es un buen momento para reflexionar... Colectivamente es más que imprescindible.