Opinión

24 de julio, de blanco y rojo

Ensuciarse no está de moda, no mola. Este podía ser un buen mensaje para la gente joven que sobre todo el día 24 de julio se llena de porquería y se la llevan puesta por calles y plazas de la ciudad y, yo creo, que hasta orgullosos de pasear, saltar y bailar de esa guisa como si fuesen los verdaderos héroes de la jornada. No es así, más bien todo lo contrario. Ya no se lleva esa forma de empezar las fiestas.

Estamos viendo cada año como esta anómala manía que tienen los jóvenes tudelanos se va multiplicando, y casi es ya una desgraciada exclusiva de aquí porque ni tan siquiera en Pamplona, de donde tomamos muestra para muchas cosas, ocurre eso el 6 de julio porque predomina el blanco y rojo, puede ser también el rojizo del vino de brik pero no el amarillo mostaza o azafrán, ni el revuelto de harina con huevos que para hacer “cafareles” va bien pero no para poner condimento a nuestro magnífico chupinazo.

En los últimos años venimos ofreciendo una imagen distorsionada hacia el exterior de ese momento clave de la fiesta como es el lanzamiento del Cohete. Con la Plaza de los Fueros a rebosar, con miles de pañuelos rojos al aire esperando el “Viva Santa Ana” para dar rienda suelta a la alegría y la diversión, aparece una parte de la plaza teñida de amarillo. Los jóvenes llegan con las camisetas desgarradas y pinturas de “guerra” en la cara, mostrando su anatomía y ropa interior. Las cámaras de televisión y fotógrafos captan estas imágenes y al día siguiente los medios de comunicación dedican casi tanto espacio, o más, a esta forma de comportarse de un sector juvenil de la población que al protagonismo del día. Nos enseñan, en un mal ejemplo de lo que no debe ser la fiesta, cómo quedan calles y plazas y en qué condiciones van chicos y chicas con imágenes que llegan a ser hasta grotescas. Ya no es ni por el costo de la limpieza en fiestas que pasa de los 60.000 euros, o también, es por el bien de nuestras fiestas y del chupinazo. Trabajemos por erradicar esta costumbre pero empezando en casa, los padres, y a partir de ahí iremos ganando esta pequeña batalla.

Es por ello que debemos hacer algo. Digamos a los jóvenes, chicos y chicas, que la fiesta no es eso y que, como antes hicimos los padres, se pueden divertir sin necesidad de embadurnarse de todo ese tipo de materias. Por eso desde el ayuntamiento se ha preparado una campaña de publicidad dirigida a toda la sociedad tudelana para tratar de reconducir la situación hacia un cohete limpio y para todos. Ya sabemos que la fiesta es transgresión y que todos nos salimos un poco de las normas, pero seamos respetuosos y sintámonos orgullosos de nuestro “Chupinazo” que es el más bonito del mundo. Este año del Queiles a la plaza damos el cambiazo de la camiseta, la rota y sucia por la de las Fiestas, es genial.