Opinión

 Camino San Marcial-Puente Azucarera (Tudela): Trampa mortal

Viernes 4 de octubre, un aguacero increíble sorprende en la madrugada tudelana, con 78 litros por metro cuadrado...



Una tormenta, que continua a las 6:25 de la mañana, mientras los trabajadores más madrugadores, se disponen a iniciar su jornada laboral. Una de ellas, Ana Belén Cortés Dúcar, se dirige con su vehículo por Camino de San Marcial hacia la Azucarera, para recoger a uno de los cuatro compañeros con los que diariamente, viaja a Pamplona para trabajar en los Hospitales públicos.



Aún no ha amanecido, y una impresionante tromba de agua, dificulta la visibilidad, y el tránsito de los primeros vehículos...Por la calle Camino San Marcial,circula la monovolumen de Belén, un vehículo que afortunadamente era alto, y una torrentera de agua que bajaba por la calle le hace perder totalmente la tracción del coche, arrastrándola literalmente hacia lo que pudo ser una desgracia. En la carretera de debajo del puente de la Azucarera, aquella madrugada, Belén, se encontró inmersa en una piscina de agua con hojas, ramas y suciedad, que engulló literalmente el vehículo...

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Un vehículo de 2000 kilos, y unos 1,75 metros de altura, cubierto de agua hasta la mitad de su altura total, flotando en una badina de agua sucia, como una barquichuela, con una persona en su interior, presa del pavor y de la incertidumbre, a la que rápida y drásticamente, le va cubriendo el agua de forma inexorable hasta la cintura, y que pese a sus denodados esfuerzos, no puede salir al exterior, ni tan siquiera pedir ayuda.



Hay que vivir esos momentos para saber lo que pasa por la cabeza de una persona, que cree que va a morir irremediablemente ahogada y sin posibilidad de que nadie la socorra... sin móvil, con alguien que pasó, paró, y eludió el auxilio (aún hay gentuza así).



Afortunadamente, mi mujer pudo abrir una rendija de la puerta y escapar de aquella trampa mortal... unos rasguños y unas moraduras, a cambio de su vida...

No soy ni técnico ni perito, pero creo que un coche normal habría sido sepultado totalmente por el agua, y que probablemente, ahora, una familia estaría llorando la pérdida de quien lo condujera.



Afortunadamente, no he perdido a mi mujer y todo ha quedado en un susto y en un  perjuicio económico del que, por algunas cosas, no hemos recibido compensación de seguros ni consorcios... (un móvil que era nuevo, un reproductor...), pero, también, se han producido secuelas psicológicas derivadas de todo aquello (pesadillas, miedos, fobia, despertares nocturnos...).



Por todo ello, quiero denunciar a través de estas líneas, una situación, que según vecinos y personas preguntadas, NO ES LA PRIMERA VEZ QUE PASA EN ESE PUNTO y no admito la probable respuesta de que fue algo impredecible, porque faltarían a la verdad.



No soy ingeniero ni arquitecto, ni se si esa obra está mal ó bien hecha, pero sí sé que, aunque lo que pasó el 4 de octubre pueda ser inusual, a mi esposa le pasó, y no me gustaría que le sucediera a otras personas. Porque correría bajo nuestras conciencias y la mía la tengo y la quiero tener bien limpia.



Quiero expresar al M.I. Ayuntamiento de Tudela la más enérgica de las protestas, por no prevenir un hecho que, además de reincidente, puede ocasionar algún día una desgracia, y cuya solución es tan sencilla como revisar la obra o simplemente que en estos casos, se vigile o incluso se cierre esa zona.



No recriminaré a ningún colectivo en concreto por lo sucedido pero tampoco eximiré a nadie de la responsabilidad para gestionar y solucionar un punto negro conocido y reincidente de la ciudad. ¿Tendrá que haber un ahogado algún día, para entonces llevarnos las manos a la cabeza y adoptar alguna solución?

Los hechos, por infrecuentes, NO SON IMPROBABLES y no me sirve de excusa, que me den esta explicación, así, que espero que tomen cartas en el asunto.