Opinión

Las cosas claras

¡Hace tiempo que dejamos de sorprendemos! Aceptamos como normal que se diga una cosa y más tarde se haga la contraria. Estamos demasiado acostumbrados a vivir en un mundo líquido, a movernos por las aguas del relativismo cultural. No se analiza con rigor la vida pública, parece que se nos olvida exigir coherencia y verdad.

Con tanta monserga sobre la igualdad no queremos permitir la movilidad a ciudadanos ya vacunados, para no discriminar a los no vacunados. Hace tiempo que se nos olvidó favorecer el mérito y el esfuerzo como medios de mejora y eso nos lleva a pretender obviar que hay diferencias, entre listos/tontos, altos/bajos, guapos/feos, gordos/flacos, buenos deportistas/negados a todo deporte, esforzados/vagos, gente que canta bien/ y otros que cantan fatal, etc. 

El marxismo era potente y sólido en pensamiento igualitario, centrado sobre todo en acabar con las desigualdades económicas, pero fracasó y sigue fracasando (Cuba, China, Venezuela). Hoy en las sociedades ricas, consumistas y hedonistas se olvidan de las desigualdades económicas para centrarse en las sexuales. Con frecuencia caen en idioteces, como Irene Montero que “derrota” las desigualdades diciendo “nosotras, nosotros, nosotres”. A veces fingiendo que no existen determinadas desigualdades o dando soluciones equivocadas a otras, como explicamos:

¿Tienen las mismas oportunidades, las guapas que las feas?

La importancia del aspecto físico de los nuevos políticos, tanto chicos como chicas, es clave. Es muy llamativo que en todo el arco político, parece que no hay mujeres normales con vocación y capacidad política, porque resulta que es determinante parecerse a una supermodelo para tener posibilidades de promoción interna y representación externa de los partidos. Otro tanto ocurre en el conjunto de portavoces de los Cuerpos de Seguridad, que suelen ser mujeres muy guapas, por no seguir enumerando que parece que solo hay meteorólogas impresionantes. No se verbaliza pero vivimos en un mundo donde la imagen está más valorada que nunca, y no tanto la preparación intelectual, técnica o las aptitudes de liderazgo, la capacidad de trabajo en equipo, etc. 

¿Tienen las mismas oportunidades, las atletas trans que las atletas mujeres?

Que las atletas originalmente hombres compitan como mujeres trans contra las atletas femeninas es complicado. La desigualdad en ciertas modalidades clama al cielo: peso, halterofilias, etc., y si no se toman medidas, ni se decide nada, esto es un clamor contra la razón y contra las atletas en verdad femeninas. 

Los Juegos de 2020 iban a ser los primeros que contarían con 3 mujeres transexuales. La voleibolista brasileña Tiffany Abreu (nacida como Rodrigo, que jugó en la Superliga de voleibol masculino de su país) y la levantadora de peso neozelandesa Laurel Habbard (ganadora de la pasada Copa del Mundo de Halterofilia de Roma 2020), cuyo nombre fue Gavin hasta que cumplió los 30 años, y  la estadounidense Chelsea Wolfe (campeona panamericana de ciclismo BMX).

Save Women’s Sports (SWS) es una organización que aboga por preservar el criterio del sexo genético para la admisión a competiciones deportivas para mujeres. Una investigación del Karolinska Institute, se fijó como objetivo comprobar si las hormonas que se administran para el cambio de sexo tienen efecto en la función y en el tamaño de los músculos de las personas receptoras. Participaron 11 mujeres trans  (genéticamente hombres) y 12 hombres trans (genéticamente mujeres), y se demostró que, tras un año de tratamiento y reducción de testosterona al primer grupo, todavía mantenía ventajas sobre las mujeres biológicas. 

Una persona transexual es la que su identidad sexual está en conflicto con su anatomía sexual. Nadie se cree que por bajar los niveles hormonales una mujer trans deja de tener ventaja deportiva. ¿Cómo garantizar una competición justa? Sabemos que apuestan por años y años de terapia hormonal y cirugías varias. Es conveniente contar con iconos trans exitosos, porque ya existen en EEUU 300 centros destinados a tratamiento de personas transgénero, y es un gran negocio en alza.

Las legislaciones españolas apuntan en la peor dirección, solo se atienen al sexo legal, que es la plasmación del derecho a la “autodeterminación de género” sin que se les pueda hacer comprobación alguna. ¿Pretenden impedir que se conozca la testosterona por no incidir en el rendimiento deportivo? ¿Un hombre que ha estado 10 años compitiendo como hombre en una disciplina deportiva, no tiene memoria muscular, no recuerda nada por haber bajado sus niveles hormonales? Después de los Juegos de Tokio, este es un asunto a resolver por el COI.

Las 10 políticas españolas más guapas