Opinión

Disfrutemos

Por fin después de dos años de pandemia y dificultades económicas estamos a punto de celebrar nuevamente nuestras amadas fiestas populares, en este caso las fiestas de Santa Ana de Tudela. Precisamente esas dificultades económicas que se atisban en el horizonte son probablemente los pocos motivos de preocupación a los que nos enfrentamos en el actual contexto festivo.

Si bien los datos macroeconómicos no parecen ir mal, el PIB, a pesar de no haber recuperado todavía los niveles prepandémicos, todavía crece y los datos de empleo, como hemos visto recientemente, también son buenos. Pero un nubarrón se atisba en el horizonte: La inflación. A pesar de ser, como llaman los economistas, una inflación de oferta, derivada del colapso de algunas cadenas de suministro y de la guerra de Ucrania, y contra la que una subida de tipos de interés, en principio poco puede hacer, tenemos que ser conscientes que el único objetivo que tiene el Banco Central Europeo es precisamente mantener la inflación por debajo o cercana al 2%.

Las contundentes declaraciones de su presidenta respecto a que hará todo lo necesario para controlar la inflación, nos lleva a pensar que el BCE estaría dispuesto incluso a “provocar” una recesión para controlar la misma. Nos enfrentamos a la mayor disyuntiva entre inflación y crecimiento desde principios de los 80.

Ojalá veamos en los próximos meses como la inflación se controla y no nos abocamos a tan fatal escenario. No obstante la única certeza en el horizonte es que todos estamos deseando celebrar nuestras fiestas patronales, y nada va impedir que las disfrutemos. ¡Viva Tudela! ¡Viva Santa Ana!