Opinión

El Bailarín y la Reina

No, no es un “cuento de hadas”. El Bailarín y la Reina (que ni en sus más glamurosas fantasías imaginaron que siendo tan poquito, pudieran medrar tanto y llegar tan alto) son personas reales que hace unos días se reunieron en Pamplona. 

El Bailarín, en su más tierna juventud, inició dos carreras, Químicas y Económicas, pero las dejó y se fue a bailar a la política; desde entonces danza y salta de flor en flor, cada vez con más pericia. Sus coreografías no se ejecutan sobre un escenario, ni las acompañan virtuosas orquestas, focos multicolores o cámaras de televisión; se conspiran en despachos siniestros en los que es costumbre servir menús con mucho sapo.

Una vez afiliado, nuestro Nuréyev fue promocionado inmediatamente: concejal, Director de Departamento, Diputado autonómico y en Cortes, Secretario General autonómico, candidato a la Presidencia de su Comunidad y, finalmente (de momento) Ministro del Gobierno de España.

La Reina, menos inclinada al espectáculo, se licenció en Sociología y adornó su expediente académico con unos rimbombantes titulillos sin valor de los que decoran paredes. Sobrina de un alto cargo de un Partido, le gustaba la política -o quizá lo que la política podría conseguirle- y también fue promocionada meteóricamente: “trabajó” para un Sindicato afín, concejala, Parlamentaria autonómica, Senadora, Secretaria General de su Partido y -suenen fanfarrias- ¡por fin Presidenta de su Comunidad! El precio pagado a cambio del Trono da igual -no importa renunciar a principios, traicionar promesas o cruzar “líneas rojas”-, el fin justifica los medios y, mientras dure… ¡mamandurria, mamandurria! 

Pues sí, La Reina y El Bailarín se han visto en Pamplona. ¡Repiquen las campanas y desfilen las majorettes porque la Paz mundial, la vacunación y el hambre ya están solucionados: Miquel Iceta y María Chivite han acordado el traspaso del Estado a Navarra de las competencias de Sanidad Penitenciaria. Merced a este acuerdo los presos de Navarra gozarán de una sana condena (que hasta ahora debía ser malísima). Son tan grandes las expectativas levantadas entre la población penitenciaria española que todos se van a aprender aquella famosísima jota que decía “si me lleváán / que me llevéén / a la cárcel de Pamplonááááááá”… Iceta dirigirá el casting. 

Bromas aparte y con hondo pesar, semejantes “fenómenos” nos gobiernan (es lo que ahora prima) y “con estos bueyes tenemos que arar” (PACMA, que me perdonen los bueyes).