Opinión

Navidad

Es Navidad. El ambiente de la calle, los regalos, los adornos navideños, las vacaciones escolares, las comidas de compañeras y compañeros de trabajo, las reuniones familiares, todo nos lo recuerda. Tenemos la suerte de vivir donde podemos disfrutar de todo ello sin temor a que un tsunami o las bombas nos sieguen la vida o destruyan nuestro hogar, cuidémoslo.

Pero ¿cómo cuidarlo? Quizá podríamos empezar por cómo vivir la Navidad. Darle más sentido a la fraternidad y a la reunión que a la iluminación y al consumismo podría ser un grano de arena en nuestra contribución frente al cambio climático. A su vez, resignificar las navidades como un tiempo para sentir y disfrutar la igualdad de derechos y deberes de todas las personas en su diversidad nos haría mejores personas y crearíamos un clima adecuado para la concordia. Intentar resolver diferencias mediante el diálogo y la escucha activa contribuiría en la misma dirección. Si, además, clamamos por la paz en Palestina, en Israel, en Ucrania y en tantos lugares del mundo donde no la hay, si reclamamos esfuerzos diplomáticos para lograr treguas primero y final de las guerras después, la Navidad tendrá todavía más sentido y los días que le sigan serán más propicios para que la humanidad viva mejor. En nuestra mano está. Paz en Navidad, urte berri on.