Opinión

En el crudo invierno

Ojalá que las hojas cuando caigan nos dejen ver el cielo de la verdad y el villancico navideño traiga el sosiego suficiente para hacer frente a los sonidos bruscos, llantos, lamentos, despedidas y preguntas sin respuesta que la libertad, la justicia y la democracia espera. “Veo que todos se quejan, yo callando moriré” dice una canción recogida por el poeta portugués Andrade. No veo, por ahora, que el silencio se apodere de las calles, en cualquier caso el villancico, canción de villanos, de gente libre, que nació seguramente en el Andalus y de carácter profano nos viene acompañando desde finales del s. XV y “lo que te rondaré morena”.

En nuestros días, durante las Fiestas de Navidad, el nutrido repertorio de los villancicos populares seguirán inundando España entera con Cataluña dentro y todavía sin referéndum, aunque todo se andará. “Campana sobre campana”, “La Marimorena”, “Pero mira como beben” suelen ser los más escuchados, algunos de ellos llegados de la mano del célebre compositor gaditano Manuel de Falla.

Las nuevas composiciones navideñas, que la política parece traernos, vienen acompañadas de textos incomprensibles, ruidosos y música extraña y descarada que en ningún caso conseguirán ahogar las melodías populares de los festivales del solsticio llenas de vitalidad y las viejas costumbres volverán a recuperar su papel de antaño debidamente adaptadas a la fe cristiana.

Mientras todo esto ocurre, en la Ribera de Navarra, el crudo invierno y el cierzo aullará, no sabemos si nevará pero el viejo Reino seguirá sonando con letras de viejas costumbres exigiendo que no nos las toquen pues son palabras que los navarros llevamos muy dentro de nuestro corazón. Felices fiestas de Navidad.