Opinión

Financiación local, oscuros y torticeros

Hace unos días el Gobierno de Navarra, con Bildu de la mano y del brazo, anunciaba el nuevo modelo de financiación local. Un modelo, según ellos, más  justo, más solidario y suficiente. Un modelo que ha impuesto Bildu, con el beneplácito de los demás grupos parlamentarios que sustentan al Ejecutivo de Chivite, y que ha dejado fuera a Navarra Suma, que representa en el Parlamento a más del 40% de la población de Navarra y a más del 50% de la población en ayuntamientos. También ha dejado fuera a la Federación Navarra de Municipios y Concejos, rompiendo así una forma de trabajar en la que el Gobierno de Navarra negociaba con las entidades locales su propia financiación, algo que es lo lógico. 

¿Quién debe ser el interlocutor con el Gobierno para hablar de la financiación de los ayuntamientos?, ¿todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria?, la ¿la Federación Navarra de Municipios y Concejos? o ¿Bildu? La Presidenta Chivite y el consejero Ciriza han optado por los radicales nacionalistas de extrema izquierda.

Un cambio de modelo de financiación es algo demasiado importante como para que el Gobierno de Navarra deje fuera a Navarra Suma y a la Federación de Municipios y Concejos. De ese modelo dependen tanto los presupuestos de todos los ayuntamientos de Navarra, como el futuro de las inversiones de los propios consistorios; para las entidades locales, casi tanto como los Presupuestos Generales de Navarra, donde han actuado de igual forma, dejando fuera a quien no le interesa, o a quien le interesa, según se mire.

El Gobierno de Navarra y Bildu presumen de que esta financiación es más justa porque vincula el respaldo económico a los servicios, según una fórmula que aún no hemos visto. Bildu parece que sí, quizá porque la han elaborado ellos. ¿Por qué los demás no podemos conocerla y estudiarla? ¿Qué servicios entran?, ¿Qué servicios se quedan fuera? Nadie sabe nada, excepto Bildu.

Este nuevo modelo, dicen, es más solidario porque tiene más impacto en los municipios más pequeños, por lo que contribuye a la lucha contra la despoblación. Desconozco cómo van a explicar este argumento a los cerca de 70 ayuntamientos, entre ellos muchos pequeños, que van a recibir menos financiación que con el anterior modelo, o en Tierra Estella, donde casi  la mitad de los ayuntamientos pierden financiación con respecto a años anteriores. Hay entidades locales que van a poder ofrecer algún servicio más o, por lo menos, mejorar los que tienen. Pero, ¿qué pasa con los que pierden financiación?, ¿tienen que eliminar servicios? 

También defienden la suficiencia del sistema ya que se actualizará año a año con el IPC+2. Vaya novedad, como si fuera algo que se lo han sacado de la chistera, como si fuera un regalo de este gobierno, cuando ese incremento lleva aplicándose bastantes años, con el matiz, importante matiz, de que era la propia Federación de Municipios y Concejos la que decidía, dentro de su ejecutiva, la forma de distribución de ese incremento. También aquí dejan fuera a la organización que aglutina a todos los ayuntamientos y concejos.

El Gobierno de Navarra, con este modelo de financiación,  ha roto un criterio de la Federación Navarra de Municipios y Concejos de que todos los ayuntamientos ingresen, al menos, lo mismo que el año anterior. Con el nuevo modelo de financiación, los consistorios de más de 5.000 habitantes podrían ingresar un 2% menos que el año anterior, como ha pasado con Pamplona, lo que resulta muy grave y tendrá unas consecuencias directas que van a sufrir los ciudadanos, porque la prestación de servicios va sujeta a la financiación, y si esta se resiente, también lo harán los servicios.

El Gobierno habla de una garantía del 100 por ciento para los ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes y del 98 por ciento para los ayuntamientos de más de 5.000 vecinos. Es una trampa, porque la garantía se toma desde los valores del ejercicio de 2021. Es decir, un ayuntamiento puede incrementar la financiación, pero puede, también, ir perdiéndola, sea cual sea su tamaño, con el límite de lo que ingresaron en el año 2021. Esto lo que puede llegar a producir es una gran incertidumbre en los ayuntamientos respecto a su financiación, una financiación que no va a ser estable y que, ni mucho menos, va a luchar contra la despoblación.

Sobre la necesidad de actualizar el modelo de financiación local no había dudas, porque todos compartimos que el anterior modelo se había quedado obsoleto ante el crecimiento de muchos ayuntamientos y la prestación por las entidades locales de, cada vez, más servicios. Pero, ¿quién mejor para ser el interlocutor con el gobierno? ¿Bildu o Navarra Suma?, ¿Bildu o los ayuntamientos?

De todo este entuerto, algo sí que está claro: a Bildu se le ve de lejos, conocemos sus intenciones y, además, va de cara. Lo del Gobierno de Chivite con las entidades locales, es oscuro y torticero.

Mario Fabo Calero
Vicepresidente de la FNMC y Alcalde de Marcilla