Vaya alegrías nos dan estos últimos días de la primavera: Un nuevo incendio ha asolado 20 hectáreas -que sepamos, de momento-, en la confluencia entre Bardenas, Valtierra y el Vedado de Eguaras. Parece ser que ha sido la misma cosechadora que el año pasado originó el desastroso incendio que acabó con el Vedado de Eguaras y para el que sólo se encontró un responsable: el pobre agricultor que estaba solo cosechando sin apoyo y sin una normativa clara que además de obligarle, corrigiera el riesgo que se asume al meter una máquina así en la solana.
La degradación que está sufriendo el entorno y la dejadez con que se está gestionando piden, sin duda alguna, que se depuren responsabilidades... ¿Quién va a dimitir por esta realidad y este hecho imperdonable, impresentable e irresponsable?
El Gobierno de Navarra anunció este martes día 7 que modificará la normativa de uso del fuego para prevenir incendios como el del pasado verano en el Vedado de Eguaras. El Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente dio a conocer el nuevo texto al Consejo Agrario y próximamente lo publicará en Gobierno Abierto para recibir aportaciones, aseguró, pero, evidentemente, ha llegado tarde.
¿No ha tenido tiempo en todo un año de preparar medidas y consensuarlas con los agentes implicados, reflexionando sobre la materia, demandando aportaciones e ideas? ¿De verdad que no ha sido posible, en 12 meses, contrastar otras acciones que se están llevando a cabo y, antes de llegar a un febrero y un mayo excepcionalmente calurosos dejarlas habladas y puestas en vigor?
Resulta bochornoso que, una vez más, permitamos que nuestro territorio siga su paso inexorable hacia una desertificación que parece irreversible visto cómo de mal funcionan todas las Administraciones implicadas en un problema que parece nadie quiere ver... El del calentamiento global y el maltrato sistemático al entorno sin contemplaciones ni sensiblidad, gusto, sentido, proyecto y criterio alguno.
Cuando el Sáhara llegue hasta el puente sobre el Ebro, llegarán las lamentaciones, pero ya no habrá remedio.
