La Navidad influye favorablemente en la mente humana de muchas maneras: es capaz de provocar alegría, nostalgia, emoción, inquietud y sobre todo estrés, todo al mismo tiempo. Nos transforma los sentimientos y los lleva hacia una actitud donde el entendimiento, la gratitud, la humildad, la generosidad… están presentes en todos los sentidos.
Sin embargo, para otras personas, esta época puede hacer que se disparen los conflictos reprimidos, existiendo en ello temor de no poder contener los impulsos negativos y de impotencia por no tener la alegría de “ahí fuera”. Porque la Navidad está relacionada con factores muy sensibles para muchos y eso puede llevar a que algunos puedan coger a estas fechas aversión ya que tiene una fuerte carga psicológica donde las relaciones interpersonales se hacen más complejas; cada celebración genera una historia de la que formamos parte junto con las emociones que llevan consigo.
Aprovechemos estas fechas para reflexionar y pensar si vamos por buen camino haciendo lo que estamos haciendo y si creemos que no, habrá que considerar eso de lo que nos quejamos constantemente e intentar cambiarlo o solucionarlo para vivir mejor y más tranquilos. Pero sobre todo, aprovechémoslas y vivámoslas con ilusión, como los más pequeños, de los cuales tendríamos que coger ejemplo y mirar la vida con la pureza que ellos la ven.
Así que disfrutad de los vuestros, de la gente que tenéis alrededor y de la oportunidad de tenerla cerca estos días. Mañana pueden no estar.
Mucha salud para todos, Feliz Navidad y Feliz año nuevo.
