Hace unos años en la nueva urbanización del Queiles, la promotora que realizó la urbanización se encargó de realizar la primera fase del parque a los dos lados del río Queiles, desde la avenida Narangel hasta la avenida de las Merindades.
Ese parque era distinto a lo que en Tudela habíamos tenido, un puente de madera, zonas amplias de césped, vegetación autóctona junto al río, andadores, bancos, areneros para los niños, áreas para hacer ejercicio... Se asemejaba hasta hace poco tiempo, a algunos parques de nuestra capital Pamplona. Parecido aunque mucho más pequeño que los del río Arga.
En pocos años el parque se ha ido deteriorando, por falta de atención. El pasado mes de enero se cayó una farola al lado del pequeño rocódromo, por corrosión en su base, la farola no se ha colocado y hay otras con el mismo problema. Las vallas de protección de madera, para evitar caídas a distinto nivel, se van cayendo sin que nadie las vuelva a atornillar y reforzar.
Algunos andadores son inaccesibles para las personas mayores o de movilidad reducida, raíces al aire, el hormigón se ha rajado y se ha levantando. La tirolina está inutilizada, si no se va a poner en servicio para que se dejan los soportes. En los dos areneros que hay para que jueguen los niñ@s, la arena está dura como el hormigón.
Mención aparte por el peligro que esconde, hay como unos 140 metros lineales, repartidos en tres zonas, de una bordura de pletina de hierro de unos 12 cm de alta, con un canto vivo de 1 cm de grosor. Esa bordura de pletina de hierro era para diferenciar zonas de jardín. Ahora está en su mayoría camuflada entre las hierbas y raices. Si por casualidad alguien tropieza y cae sobre la bordura, puede tener un accidente con graves consecuencias. Este tipo de borduras ya no se colocan por ese motivo, ahora se colocan flexibles, o con los cantos redondeados. Es más que urgente retirarlas.
Les invito a visitarlo.
Jesús García Peña