Opinión

Por San Blas la cigüeña verás

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photo_camera Una de las fotografías captadas desde los términos Traslapuente y Montes de Cierzo

Con fecha 7 de enero de 1987, de eso hace ya 37 años, se publicaba en las páginas de Diario de Navarra una historia insólita de las ci güeñas de Cascante. El artículo lo firmaba yo mismo. El hecho narraba que, por primera vez en la historia, una pareja de cigüeñas se había quedado a pasar el invierno entre nosotros y que el refrán ya no era cierto, porque las habíamos visto durante todo el año en el campanario. Lo normal era que, a finales de agosto, las cigüeñas de los campanarios desaparecieran para migrar al África subsahariana, donde pasaban el invierno y, 

posteriormente, volvieran a principios de febrero para reproducirse en su lugar de nacimiento. No estaba descrito hasta entonces, que una pareja de cigüeñas se quedara a pasar el invierno en nuestros campanarios. Tampoco sabíamos que se empezaba a gestar un cambio en sus costumbres. En esos momentos, había en Navarra censadas unas 44 parejas. A partir de ese año, y poco a poco, empezaron a quedarse más parejas, proliferaron en muchas partes de Navarra y dejaron de migrar en su totalidad, como hasta entonces lo hacían. Hoy contamos con una numerosa población que dispone de numerosos asentamientos fuera de las iglesias como en otros edificios, acantilados o árboles. Por lo tanto, podemos decir tranquilamente que el peligro de desaparición se ha extinguido. Pero aquí empieza nuestra historia.

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Circonia nigra en una de las fotografías captadas desde Traslapuente y Montes de Cierzo

Resulta que, en nuestro continente, hay dos especies de cigüeñas: la negra y la blanca. Por un lado, la cigüeña blanca se considera, dentro de Navarra, como una especie bien asentada, mientras que la cigüeña negra solo se ve en las migraciones. La diferencia es, que como bien indica su nombre, aunque las dos son blancas y negras en una predomina el blanco, y en otra el negro. Por otro lado, el pico y las patas son muy largos en ambas especies y con un tamaño muy similar. Las migraciones de la cigüeña negra ocurren en abril cuando vuelan para nidificar en alguna parte de Europa. De regreso, exactamente en septiembre, se pueden avistar en su vuelta a África y al sur de la Península con el objetivo de sobrevivir al invierno. En mi experiencia, me atrevería a decir que en la zona de la ribera, a no ser que sea en estas fechas, abril o septiembre, no se han visto nunca. Pero la sorpresa es que, en esta semana, la cigüeña negra ha aparecido en los sotos del Ebro a su paso por Tudela tanto avistándose en vuelo como alimentándose.

Al ser un ave muy desconfiada, al contrario que la cigüeña blanca, es muy difícil de avistar y por tanto de fotografiar. Con entusiasmo puedo decir que durante tres días la he conseguido fotografiar y observar mezclada con las cigüeñas blancas. No es época para que esté por estos lares la Ciconia nigra, pues su período de migración no es el habitual a no ser que se esté gestando un cambio como el que ocurrió hace 37 años y que, poco a poco, comencemos a ver tanto cigüeñas blancas como negras. Pero este año, y aquí en Tudela, sí que podemos decir bien alto que: “Por San Blas la cigüeña verás” aunque en este caso sea la negra.