Opinión

No son camioneros, son empresarios

A los ojos de un experto, al transporte de mercancías por carretera no hay quien lo reconozca, y lo que hasta ahora era y es considerado como un sector de servicios, se acerca cada vez más a un sector productivo-industrial. 

Los que hoy paran las estrategias logísticas, la capacidad productiva y la distribución de un país, no son camioneros con la carga peyorativa que se atribuye al concepto. Son unos empresarios como la copa de un pino, y como tales, cuando deciden parar y pasearse en convoy por el centro de las ciudades, están poniendo en marcha un 'paro patronal', que no una huelga, como repetidamente escuchamos en los medios de comunicación.

El transporte de mercancías por carretera está muy lejos de ser considerado como debiera. Su importancia para la economía de un país, su generación de riqueza, su capacidad para repartirla, su profesionalidad, adaptabilidad y tamaño, son cifras macro y microeconómicas totalmente desconocidas para la ciudadanía en general y para los líderes de opinión, que sólo fijan su mirada cuando el paro ya está en marcha y empiezan a sufrirse los efectos sobre la cadena de suministro.

El transporte español de mercancías se reconvierte cada día sin ayudas, a diferencia de otros como el minero, siderúrgico, la banca, minería o el sector naval. Un autónomo invierte en capacitación, en semirremolques, en cabezas tractoras, paga impuestos por módulos, IVA, sociedades, circulación, peajes, combustibles, ITVs, y está sometido a una inspección permanente, casi diaria. Pero además, destina parte de sus ingresos a equipamientos y tecnología avanzada, sin el apoyo de programas comunitarios o  nacionales a la innovación; soporta profundas y difíciles crisis generadas por los incrementos desmesurados de sus costes, léase gasóleo, sin ser escuchado por sus administradores; y aún con todo, sigue adelante llevando las cosas de un sitio para otro, y cada vez en mayor medida, aportando valor en lo que denominamos la 'vida logística de las mercancías'.

El transporte español de mercancías por carretera son los glóbulos rojos que permiten que el corazón y el cerebro de la economía sigan latiendo e innovando, respectivamente. Pero son el gran desconocido. Un sector estratégico poco atractivo, situado al final de la cadena de negociación de los precios, con muchas cargas impositivas y normativas, y un elevado riesgo económico y de seguridad vial.

Los empresarios de la carretera transportan la inmensa mayoría de las mercancías que se mueven en este país. Las políticas comunitarias incentivan el uso de ferrocarril, pero la realidad es tozuda. La carga aérea apenas es significativa en los aeropuertos de Madrid-Barajas, Zaragoza y Vitoria. Y hoy, quienes tiran de rosca lo saben, y conocen su poder y capacidad para paralizar un país.

Estos días se habla de representatividad en el sector. Aparecen entes como el Comité Nacional del Transporte, los cargadores, las agencias, y toda clase de intermediarios-comercializadores. Eso mismo padece el sector primario, las frutas, las verduras o el pescado. Están confundiendo el objetivo. Da igual si 'Plataforma' tiene más o menos representación que Fenadismer o CETM. No importa si 'Plataforma' sólo representa a las cabezas tractoras y cuántas tarjetas suponen. La realidad es que el sector ha parado al toque de corneta, porque les han comido los costes, y las subvenciones son pan para hoy, pero no solucionan el mañana. 

Analizar la estructura de costes, quiénes son los actores en la cadena logística, reducir la carga impositiva sobre la facturación y el combustible, y sentarse a negociar tomando en serio a los interlocutores del sector, sería un buen comienzo. Lo demás, es marear la perdiz. 

Hay quien se fija en la violencia de unos pocos y, ciertamente, es una pena que el paro de la actividad sea la única salida. Los transportistas conocen bien su trabajo, son grandes profesionales, y deberían defender su oficio y oficina como empresarios. Sin pataleos. Sus cifras de actividad son suficiente argumento. Su peso en la economía, también. No son camioneros, son empresarios. Pero este relato lo han perdido ante la sociedad desde siempre. Ahora, también. 

José M.ª Cambra Amigot
Ex-Director de Transporte XXI. Periodista