El SARS 2-COVID 19 ha cambiado la vida de la humanidad, allí y aquí.
Lo que a principios de año veíamos como algo que ocurría en la lejana China, un mundo interrelacionado donde las distancias no existen, nos lo ha traído a nuestra casa alterando la marcha de nuestras vidas.
La palabra confinamiento forma parte de nuestra cotidianidad como único medio de parar la pandemia. Lo hemos conseguido a medias y por el camino hemos dejado a más de 28.000 personas y miles de damnificados, ingresados en hospitales, en UCI, en domicilios, familiares y amigos. Demasiado sufrimiento.
Nos ha afectado y seguirá haciéndolo al menos hasta alcanzar una vacuna, que se prevé para principios de 2021. En ese tránsito nos queda un duro verano y el peligro de un otoño en el que el monstruo acecha dispuesto a asestar un segundo golpe.
Por eso debemos tomar medidas, prudencia, sensatez y responsabilidad. De los poderes públicos y en especial de la sociedad en su conjunto, en especial los jóvenes que son los que ven el peligro más lejano.
Se equivocan, el peligro sigue ahí y su colaboración es fundamental para evitarlo. Los últimos rebrotes en Navarra y el resto de España así lo confirman.
El verano traía habitualmente las fiestas. Juerga, jolgorio, relaciones estrechas, alegría, buen humor y alcohol, mucho alcohol. Ese producto que desinhibe y hace ignorar el peligro, éste también.
Por eso el GN ha planteado que este año se suspendan las fiestas y en mi opinión debemos hacerle caso. Ya habrá tiempo el año que viene de recuperar el tiempo perdido. Este año la prudencia aconseja no realizarlas, ni mucho, ni poco; nada. Nos jugamos mucho en ello.
Porque a este virus le agradan las multitudes, las distancias cortas, la proximidad y las fiestas serían el caldo de cultivo ideal para su fortalecimiento.
Del debate ¿economía o salud?, pasamos al de ¿fiestas o salud? y se debe apostar con claridad por la segunda opción, que salva vidas y reduce mucho sufrimiento.
Este año en el que no tendremos ninguna fiestas en verano y especialmente en otoño para frenar al virus. Ayudemos y colaboremos con nuestra sensatez y nuestra prudencia.