Son menores:
- Que han aprendido sexo, fundamentalmente, a través de películas sexuales violentas sin educación sexual adecuada que pudiera hacer de contrapeso a esos aprendizajes, otorgando credibilidad a lo que ven.
- Es muy probable que estos menores tengan relaciones sexuales precoces, sean muy activos sexualmente, y traten de imponer a una chica lo que han visto en las películas de pornografía violenta.
- Quizá sean agresivos en sus primeras prácticas sexuales. Es posible que frecuenten la prostitución, apoyados en la pandilla, porque es allí donde pueden hacer lo que han visto en los vídeos que le han excitado tanto.
- Tienen una elevada probabilidad de ser adictos al porno, incluso padecer determinadas alteraciones cerebrales y, en esas circunstancias, quizás sufrirán algún tipo de disfunción sexual. En el caso de que tengan pareja, lo más probable es que surjan conflictos con ella.
- Es de esperar que sus actitudes sexuales sean misóginas y permisivas hacia la agresión sexual sobre las mujeres.
- Es más probable que consuma alcohol y sustancias estimulantes.
- Es fácil que tenga riesgos de salud sexual y reproductiva por la invisibilización del condón.
Es inaceptable que, en la gran mayoría de las películas porno que ven nuestros menores y jóvenes, se erotice la agresión sexual de un hombre hacia una mujer y que la excitación y placer que esa visión conlleva, por la masturbación asociada, refuerce ese aprendizaje.
Padres, madres, docentes y profesionales de la salud, deben contemplar muy seriamente esta hipótesis y formarse en este ámbito, para capacitar a sus hijos e hijas, de manera que puedan afrontar con éxito los riesgos sexuales que conlleva internet y de los que el consumo porno es uno de los más destacados. No veo otra alternativa que no sea una adecuada educación profesional y científica para prevenir este problema de salud.
José Luis García, es doctor en Psicología, especialista en Sexología y autor del programa educativo ‘Tus hijos ven porno’.
