Opinión

Pantallas y educación

En el mes de agosto del año 2021 intentó inscribirse en el registro destinado a tal fin la asociación de abducidos por alienígenas en España. Si existiese una asociación de abducidos por pantallas seguro que tendría entre sus miembros a millones de personas.

Son conocidos los efectos de estar todo el día conectados a esos “aspiradores” (denomino así a los teléfonos móviles ya que están diseñados para absorber nuestra atención y nuestro tiempo) en términos de pereza cerebral y desarrollo intelectual. Hay otros: por primera vez está disminuyendo la inteligencia de las personas, en contra de lo que predice el denominado “efecto Flynn”. Debido al mismo, hasta ahora cada generación estaba más preparada que la precedente. Hasta ahora.

El país donde llevan más tiempo integrados estos artilugios es Japón. Eso nos permite intuir cuál va a ser el efecto a largo plazo del uso de los mismos. Por ejemplo, la memoria a corto plazo se está destruyendo. Nuestro cerebro prioriza la facilidad a la felicidad. Es perezoso por naturaleza, y si sabe que con un sencillo clic puede hacer una ruta, una operación matemática (como sumar uno más uno), recordar un cumpleaños, un número de teléfono o una dirección, ¿para qué esforzarse? En sentido contrario, es admirable la capacidad mental de los taxistas de Londres: tener en su cabeza las calles de una ciudad de esa magnitud desarrollaba su cableado cerebral. Desarrollaba. 

Ahora bien, ¿qué podemos decir de la influencia de las pantallas en la educación? ¿Es aconsejable usarlas? ¿Qué nos dice la evidencia empírica?

Muchos centros educativos norteamericanos han denunciado a las redes sociales por ser adictivas. Primer gasto adicional: los alumnos necesitan clases de refuerzo al no prestar la atención debida en clase. Segundo gasto adicional: es necesaria más atención psicológica ya que la salud mental se resiente. Explicación biológica: el uso de pantallas “enciende” en el cerebro las zonas relacionadas con la recompensa inmediata, dando lugar a la liberación de la dopamina. Es semejante….¡a consumir cocaína!

Francisco Villar, psicólogo clínico y autor del libro “cómo las pantallas devoran a nuestros hijos”, recomienda prohibir los teléfonos móviles hasta los 16 años. Documenta que los intentos de suicidios en adolescentes se han cuadriplicado en la última década. El máster de Management del IESE (escuela de negocios de la Universidad de Navarra) ha prohibido los móviles. La satisfacción de los alumnos se ha disparado. Según el informe PISA leer en papel mejora la comprensión tres veces respecto de hacerlo digitalmente. El gobierno británico ha prohibido sin excepciones los teléfonos móviles en los colegios. Según un informe de Manos Unidas, estos dispositivos perjudican la estabilidad emocional y afectan negativamente al aprendizaje. Mihály Cskiszentmihály, autor del libro “Fluir”, descubrió que ver la televisión hace a los adolescentes felices el 13% de las veces.

Después de de 30 años, Suecia está revisando su plan de digitalización. Inger Enkvist, pedagoga y asesora del gobierno sueco, remarca cómo el uso del ordenador distrae a los alumnos. Los niños de primaria están otra vez obligados a escribir a mano. Además, el uso de pantallas empobrece el vocabulario, lo que afecta a la expresión de nuestros sentimientos y a la percepción de la realidad. ¿Cómo hacerlo sin palabras?

El filósofo navarro Gregorio Luri incide en la importancia de tercero de primaria: es el momento en el que se pasa de aprender a leer a leer para aprender. Por eso recomienda, en caso de necesidad, repetir curso. Mejor perder un año que estar lastrado de por vida. Ejemplo personal: hace años los alumnos de introducción a la macroeconomía de la UNED seguían la asignatura con un libro digital. La experiencia duró poco: se retornó con rapidez al manual tradicional.

La evidencia es abrumadora: las pantallas no pueden ser el centro de la educación. Su utilidad como complemento es indiscutible, pero es necesario tener una referencia como soporte para obtener un conocimiento claro y preciso. Eso nos lo dan los libros. Llegamos a la cuestión final: ¿cuál es la mejor manera de aprender?

La base fundamental debe estar asimilada por los alumnos, sean las tablas de multiplicar, las estructuras gramaticales o la geografía. Eso se logra con repetición, repetición y repetición, lo que supone esfuerzo. Está comprobado que el uso de juegos o narrativas asienta el aprendizaje. La capacidad de memorizar y captar patrones es muy necesaria. La técnica de la evocación para tener claro lo que debemos saber es útil para ir asentando conocimiento, sin olvidar la curiosidad por saber y continuar aprendiendo.

Un ejecutivo decía respecto de su smartphone: “Me encanta y lo odio al mismo tiempo. La razón por la que lo amo es que me da mucho poder. La razón por la que lo odio es que tiene mucho poder sobre mí”. Se lo decía a Spiderman su tío: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.