Segundo año sin fiestas. Aunque la situación no sea nueva, es inevitable vivirla con la misma sensación de tristeza, añoranza y decepción, unida a la esperanza de estar ya cada vez más cerca de la vuelta a la normalidad.
Quiero aprovechar estas líneas para poner en valor el gran trabajo realizado por los alcaldes, alcaldesas y concejales durante todo este tiempo. A ellos les ha tocado atender las necesidades de sus vecinos y vecinas, velar por su salud y por la seguridad de sus localidades, y tomar decisiones difíciles en soledad, sin medios suficientes y sin la coordinación y el apoyo que hubieran sido deseables.
De cara al periodo estival, es encomiable también el esfuerzo que están realizando para ofrecer programas culturales y de ocio alternativos a las fiestas patronales.
También quiero agradecer la colaboración de la ciudadanía y sus innumerables muestras de solidaridad, algo que nunca ha faltado en Navarra. Pues bien: esa misma solidaridad es la que debe llevarnos a no poner en riesgo este verano la salud de nuestros familiares, nuestros vecinos y nuestros amigos, y para ello es fundamental no bajar la guardia.
Toca ahora disfrutar de un merecido descanso y seguir apoyando a los colectivos más afectados, como los de la hostelería, los espectáculos taurinos y los culturales y musicales.
Feliz verano.
