Opinión

Todavía quedan muchos cambios

A última hora de este domingo saltó la gran noticia del fútbol europeo: la Superliga Europea. Desde el inicio alemanes y franceses se desmarcaban claramente del proyecto. El lunes Florentino Pérez repetía a bombo y platillo entre sus siervos que "hemos venido a salvar el fútbol" y aquello de "necesitamos más dinero". El martes fue el turno de los ingleses, quienes consiguieron tumbar a esos 6 "elegidos", teniendo que recular y echarse atrás. Allí, aficionados, entrenadores y periodistas se opusieron firmemente a este despropósito de la Superliga de los elegidos. Allí sí fueron una oposición porque allí viven el fútbol de barro, el de la lluvia, el de las noches frías en Stoke. Mientras en España ni estaba ni se les esperaban. Aquí son más de pipas, sofá y manta. Para el miércoles ya quedaban solo los dos súperequipos de la Liga Española y se consumaba lo que muchos pensábamos desde el comienzo: la desvergüenza de los ricos del fútbol español. A pesar de todo, aún tuvo tiempo Florentino de pasarse por el Larguero para seguir vendiendo que seguían todos en la Superliga y que no había marcha atrás.

Florentino Pérez tenía razón, quizás hayan salvado realmente el fútbol, aunque afortunadamente dentro de un guión alejado al que nos querían inyectar estos elegidos en el que su único afán era enriquecerse todavía más y agrandar todavía más las diferencias con el resto de equipos. Resulta insultante escuchar a este Mesías del fútbol que viene a salvar el fútbol porque "el Barcelona estaba perdiendo mucho y los más modestos estaban ganando dinero". O que en una misma entreviste anuncie pérdidas a la vez que habla de un fichaje megagaláctico. Insultante es poco. Si no puedes pagar lo que no tienes quizás tienes que empezar a adecuar tu plantilla a tu presupuesto y dejar a un lado los fichajes y contratos estratosféricos que vienen produciéndose en las dos últimas décadas. Pero en serio, que si se quieren ir, que se vayan y se pudran entre ellos. Ojalá una Superliga en la que todas las semanas haya un Barça-Real Madrid.

Estar en contra de la Superliga no supone estar a favor del sistema establecido tampoco por La Liga o la UEFA. No podemos equivocarnos porque esto no es lo único que debiera cambiar, ha sido el detontante, pero aún queda mucho que volver a recuperar. En el plano deportivo, hay que potenciar un reparto más igualitario del dinero; impedir que los clubes puedan endeudarse de esas maneras; recuperar la Supercopa a sus aficionados y no enviarla a miles de kilómetros; rebajar el número de partidos de los futbolistas que al final llegan agotados, especialmente los compromismos internacionales; y no podemos obviar que actualmente han fallecido más de 6.500 personas en las obras de un Mundial conseguido mediante la corrupción de la UEFA. Bueno, como ocurre a miles de kilómetros, tampoco pasa nada...

En el plano social hay que exigir una bajada considerable de las camisetas de los clubes de fútbol (rondan los 80-120€), impedir que cada temporada lancen hasta 4 ó 5 equipaciones diferentes; bajar el precio de las entradas de los partidos de fútbol (en El Sadar los precios han rondado entre los 40 y los 90€ la más barata en función del partido); se deben adecuar los horarios de los partidos a los aficionados y eliminar los partidos entre semana; bajar los abonos de socio; bajar el precio de las televisiones... Hace unos años era impensable ver una película o una serie en una plataforma de pago y hoy en día lo difícil es encontrar a alguien que se descargue series o películas de internet. 

Queda mucho por hacer todavía y posiblemente todas estas reinvidicaciones no dejen de ser las ilusiones de un iluso, pero igual que no han logrado la ilusión de volver a ver a Osasuna entre los grandes de Europa, ¿por qué no soñar un poco más?