Opinión

Gracias Piqué, contigo empezó todo

Eran finales del 2009. No hacía ni 4 días que un grupo de unos 20 navarros se había conocido en los bares de Salamanca. Cada uno de un lugar, cada uno de una carrera diferente. Entre canciones de La Fuga y de Marea en el Paki pallá y con algún kalimotxo o cerveza alguno avisó: “oye, que el sábado juega Osasuna contra el Barsa”. No hacía ni dos horas que nos conocíamos y ya estábamos haciendo planes para el fin de semana. 

La convocatoria para aquel partido fue de 3 rojillos (con sus respectivas camisetas), 2 navarras que con cerveza al fin del mundo y un bar repleto de culés. 

El partido estuvo igualado y los aplausos de los 5 chocaban contra la incrédula mirada de los allí presentes. Había quienes no sabían ni qué sus camisetas eran las mismas que las que estaban apareciendo en pantalla. Entonces llegó el gol de Keita y el todopoderoso Barsa de Guardiola se adelantaba en el marcador del Sadar a mitad de la segunda parte. Todos se abrazaban, gritaban y festejaban el gol. Bueno, todos no, los 5 rojillos seguían inmóviles en sus banquetas intentando quitarse el mal sabor de boca con un trago. La gente ya veía a esos 5 pobres aficionados de Osasuna que habían osado enfrentarse a la hinchada culé con risas e incluso con cierta ternura, como si el mero hecho de pensar que podían rascar algo de aquel partido fuera un acto de locura. Pero a falta de 30 segundos para el final, Camuñas roba el balón en el lateral, envía el balón al área y ahí estabas tú, Gerard, para enviar el balón al fondo de la red ante la sorpresa de Valdés, del Sadar y de todos los presentes aquella tarde noche en el bar Ohara’s. Ahora los 5 eran los que gritaban, saltaban, aplaudían y cantaban para romper el silencio atronador que habías desencadenado en ese pequeño rincón de Salamanca. Gracias a ti, lo que desencadenó aquella noche fue épico y el germen de La Rana Rojilla. 

Luego conseguiríamos que la amiga de una amiga (de Zaragoza y del Zaragoza) nos pusiera todos los fines de semana los partidos de Osasuna. Incluso cuando Madrid o Barcelona jugaban a la misma hora. El bar Seven se convirtió en un refugio de navarros que brindaba con chupito de pacharán cada gol de Osasuna. Allí nos visitaban gallegos, riojanos, cántabros, extremeños... y sobre todo navarros para pasar una buena tarde. El resultado importaba realmente a 3 ó 4, el resto venía a disfrutar. Después nos trasladaríamos al Rincón de Serranos, llegarían los viajes a Madrid, a Valladolid... las cenas con la Peña del Athletic de Bilbao en Salamanca en los derbis o la visita al Helmántico para animar al Promesas de los Torres, Manu Onwu y compañía. 

Hoy todavía nos juntamos, ya sea en El Sadar, en Pamplona, Andosilla, Azagra, Corella, Estella… donde haga falta. Hoy seguimos siendo aquella familia que nació en Salamanca y que su primer gol que celebró lo marcó Piqué.

Iker Sesma López
Miembro de la peña La Rana Rojilla