Opinión

Asirón y el efecto llamada

El alcalde Asirón sufriría de un delirio de grandeza que provoca que “el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión” (Acabar con las pernoctaciones en la calle).

Tras alcanzar la Alcaldía, Asiron se habría fijado como meta situar en el mapa a Pamplona como "Ciudad de acogida", destino utópico en el que solamente los coches dormirían en las calles y todos los itinerantes estuvieran bajo techo. Sin embargo, su miopía le habría impedido intuir que dicha política paternalista sería un "efecto llamada" que acabaría atrayendo a Pamplona a inmigrantes de toda la Península.

Así, antes de su llegada a la Alcaldía, una docena de sintecho dormirían en la calle,  mientras en la actualidad, los centros de acogida están saturados y los plásticos y sacos de dormir proliferan por todos los rincones de la capital navarra.

Sin embargo, dado que el pensamiento de Asirón sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción siendo incapaz de aceptar  una crítica constructiva, proseguirá en su cruzada de acogida. Así, fruto de su aldeanismo político, asistiremos a la instalación de módulos prefabricados para acoger a la incesante demanda de itinerantes, política cortoplacista que podría desembocar en un imparable  flujo migratorio de inmigrantes en busca de su dorado cobijo.