En este período de Navidad no solemos hacer tanto hincapié en nuestros criterios personales, como en el resto del año. Y así, opiniones que, en otro marco temporal que no fuese Navidad, quizás contestaríamos - o nos responderían-, con actitud y lenguaje menos tolerantes, como sucedería con: la religión, el ocio, las guerras, la vacunación, los equipos deportivos, los partidos políticos, etc., donde no nos importaría ceder nuestro pensamiento al interlocutor, sin prepotencia ni ira. Además, para que no hubiese discordia, si vieramos que esa discusión pudiera ir más allá, añadiríamos: «¡Bah! Dejémoslo ¡Es Navidad!». Pues deseamos paz.
Además, no todas las personas manifiestan alegría en estas fiestas. Hay muchas que padecen una vulnerabilidad mayor por problemas económicos, fallecimiento reciente de familiares, ausencia de amigos, enfermedades, etc., que nos hacen comprender ese abatimiento, desgana o incluso temor ante las fiestas de Navidad, pues las luces en las calles, generalmente abarrotadas de gente, las cabalgatas y la algarabía general les causa más dolor que alegría. También necesitan paz. Y esta concordia con todos, debería ser para todo el año, no sólo en Navidad.
¡Qué la Luz que nacerá de nuevo en esta Navidad nos traiga la Paz a nuestros corazones!
