Opinión

Educación musical, el eslabón perdido

Que la educación es prioritaria, sería un tema indiscutible para casi toda nuestra clase política ahora bien, si hablamos de la educación musical, aquí hay más discrepancia y si ya lo comparamos con las diferencias territoriales nadie quiere mojarse.

Para entender cómo funcionan las escuelas de música es importante saber primero cómo se financian. En teoría, el reparto debería ser al 33% en 3 partes: 1- Diputación, 2- Ayuntamiento y 3- la cuota mensual de los alumnos. Como la teoría se infringe, tenemos que el desfase que incumple diputación lo tiene que reparar o el ayuntamiento o el alumnado.

Todos los años, el Gobierno de Navarra proporciona una subvención a las EEMM sin saber que parámetros se utilizan. Eso sí, a los profesores y ayuntamientos se les exige la titulación correspondiente, el certificado de delitos sexuales y el DOC (Documento organizativo del centro) y hasta aquí, ese es el compromiso con las EEMM, Diputación ya no se preocupa de nada más. A continuación, nos encontramos que entre las propias escuelas hay diferencias tan abismales que en la Ribera podríamos catalogarlas de primitivas y obsoletas.

No hay un convenio educativo para la comunidad, no hay un seguimiento, no hay vigilancia en la gestión, no hay planes de formación para el profesorado, en algunas por no haber no hay ni mantenimiento (Iluminación, fontanería, carpintería, incluso hasta falta de limpieza) no hay un plan estratégico educativo, cada profesor gestiona sus clases a su libre albedrio solo hay que cumplir con el horario lectivo (horario no lectivo no existe) cada ayuntamiento subvenciona con más o menos acierto sin saber que sus propias EEMM funcionan correctamente y esto hace que la Ribera de Navarra esté en unas condiciones de desigualdad tan grandes con respecto a la comarca de Pamplona que podríamos hablar de tercermundistas.

A pesar de todo, también es verdad que las Escuelas Municipales de Música han crecido tanto, que en estos momentos, son uno de los servicios básicos en cualquier municipio siendo percibidos como imprescindibles. Es el patrimonio cultural más vivo y exitoso de nuestra Comunidad.

Una buena normativa y una exigencia mínima en las instalaciones garantizaría que todos los municipios de la comunidad de Navarra pudieran contar con unos mínimos de calidad educativa en las Escuelas de Música

La consecuencia de este abandono ha provocado una importante desigualdad entre los municipios, se dan casos en la Ribera como que los profesores lleven más de 20 años trabajando con un contrato ilegal por obra, que una simple cortina para el sol sea un artículo de lujo, o una fotocopiadora, también hay escuelas sin internet, ni teléfono, sin un mantenimiento adecuado en las instalaciones, grifos que no funcionan, falta de jabón incluso hasta falta de limpieza. De las paredes insonorizadas, eficiencia energética, acceso a personas con movilidad reducida, aire acondicionado o cualquier otro elemento necesario para el buen funcionamiento eso ya sería un lujo.

Una buena normativa y una exigencia mínima en las instalaciones garantizaría que todos los municipios de la comunidad de Navarra pudieran contar con unos mínimos de calidad educativa y por tanto no habría desequilibrios territoriales, algo que se viene dando en función de la situación de cada municipio sin que el Gobierno de Navarra haga nada al respecto. Esta ausencia de la normativa autonómica tiene como consecuencia que la oferta educativa sea diferente dependiendo del buen hacer del profesor.

Este desfase territorial, se podría solucionar instando al Gobierno de Navarra a que constituya una mesa de trabajo que cuente con la representación de los ayuntamientos, con la comunidad educativa (directores, profesores, personal no docente y con las asociaciones de padres, madres de alumnos/as) y también con expertos/as de la enseñanza  musical, con el fin de definir los objetivos y contenidos necesarios de dicho marco normativo.

También se podría instar al Gobierno de Navarra y a los Ayuntamientos a que se cumplan las leyes de contratación del profesorado según la normativa europea y que la música deje de ser un eslabón perdido en la cultura Navarra.