Opinión

Vivir es otra cosa

Nos aleccionan en la Escuela y la Sociedad nos moldea. Hasta tal punto llega esa obra cumbre de la colectividad, que nos creemos toda cuanta basura nos meten en el cuerpo la moda, la política y el qué dirán. Puliendo nuestro ser y modificándolo profunda y marcadamente.

Pero Vivir es otra cosa.

Si no leemos, admiramos, visitamos, compartimos, descubrimos, escuchamos... Es imposible que nada de lo que es realmente divino nos sea humano. ¡Y personal!

El corsé a que estamos sometidos es de tal envergadura que sorprende la fuerza de sus invisibles ataduras. No es lo mismo Ser que Estar, pero las influencias de todo tipo han convertido una cosa en la otra, hasta el punto de hacer desaparecer nuestra realidad más palpable. Y lo que es peor, impidiéndonos sentir lo que nos hace más humanos, más persona.

La estupidez humana, -personal y única-, radica entonces en comprar esas mentiras sin leer, ver ni entender las claves propias para ser Feliz.

Y para ello basta bien poco, más bien nada.

El canto de un pájaro posado en un árbol, el revoloteo equilibrista de una hoja al caer, hacen otoño, como la serenidad de verse hacer a uno mismo debiera permitir sentir la satisfacción plena que buscamos inconscientes e influenciados por mil y un ruidos que nos alejan de esa simple maravilla que es Vivir en armonía. Con uno mismo y cuanto le rodea.